A través de una pantalla se pueden generar lazos tan fuertes y reales que logran una fidelidad de años, o incluso una vida entera.

¿Un clásico de la infancia? Dragon Ball Z. Ha sido una de las series con más historia, no solo por la extensión, las series complementarias y las películas que son parte de este universo, sino por la relevancia e influencia en el público.

En lo personal fue mi padre quien, desde que era pequeña, me inculcó ver la serie, interiorizando en la historia de cada capítulo, cada lucha y aventura de los personajes. Por lo que también hay un valor sentimental, pero incluso cuando él dejó de insistir, la trama de cada episodio me absorbía completamente y fue imposible que solo quedara como un recuerdo de la infancia.

Un poco de historia

A la fecha, son 35 años desde el primer episodio emitido en Japón en 1989. Su creador, Akira Toriyama, lamentablemente falleció a inicios de este año, sin duda que su legado permanecerá intacto como una de las mejores series del anime.

La serie Dragon Ball en sus 153 capítulos narra las aventuras de un joven llamado Goku, si bien el enfoque es la leyenda del Rey Mono, son las luchas con distintos enemigos a través de esta historia lo que cautiva al público. Bajo la constante responsabilidad de cuidar el planeta de extraterrestres que desean destruirla y acabar con la raza humana, Goku y sus fieles amigos lo arriesgan todo por ello.

Ahora, lo más importante, si Goku no es un dragón, ¿a qué se debe el nombre de la serie? Se trata de siete esferas doradas esparcidas en el universo. Son el elemento más preciado y anhelado, ya que al encontrarlas y juntarlas se invoca un verdadero dragón que concede deseos. Una experiencia total que mezcla aventura, acción, drama familiar, amistades, luchas y por sobre todo un toque de humor.

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