La película que marcó a una generación fue dirigida por Mark Waters y estrenada en el 2003, además está basada en el libro de Mary Rodgers. Antes era común mirarla por la tele, pero ahora se puede disfrutar en Disney+. A pesar del tiempo que ha pasado, es una cinta que siempre provoca risas. 

Freaky friday es el nombre original en inglés de la película, pero que en español es reconocida como Un viernes de locos. Dentro de esta se destaca a dos personajes principales. El primero es la Dra. Tess Coleman, que además es una madre, interpretada por la actriz Jamie Lee Curtis; mientras que la segunda protagonista es su hija Anna, que la recrea Lindsay Lohan, la misma quien realizó Juego de gemelas, pero ahora siendo más grande y rebelde.

Si hablamos de la trama, esta es fácil de entender porque muestra la realidad de una compleja relación entre una madre y una hija adolescente. Esta se caracteriza por una mala comunicación entre ambas, lo que genera que no se lleven del todo bien. No obstante, durante la película sucede un cambio de roles entre ellas con el fin de ponerse en el lugar de la otra y conocerse a profundidad.

También, la película muestra la situación que está viviendo cada una. Por un lado, la madre que se hace cargo de sus dos hijos, un poco estresada y consumida por la rutina. En cambio Anna, es una joven que está en plena adolescencia, muy llevada a su idea y difícil de tratar. Cosa que al juntarlas son como el agua y el aceite.

Lo anterior puede sonar como un tipo de película algo dramática y tensa. Sin embargo, no es así, ya que tiene bastante humor y en más de alguna escena uno se identifica con la relación madre e hija. Lo que genera desde el primer momento una conexión con la cinta y hace que den ganas de mirarla para descubrir el desenlace.

Por otra parte, Un viernes de locos se estrenó casi a comienzos de los 2000, entonces provoca ambientarnos en esa época por cosas que van mostrando. Por ejemplo, los celulares antiguos, la ropa y la música que se distingue en la película como la canción Baby one more time de Britney Spears.

Al verla después de veintiún años desde su estreno, solo provoca nostalgia de poder recordar y disfrutar ese clásico que nunca muere.

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