No ser la mujer que el mundo desea

¿Estás satisfecha contigo misma?

Existen millones de formas de ser mujer (foto autoría propia).

Ser mujer es mucho más que ser bonita todo el tiempo, ya que la vida se nos va en eso, en cumplir las expectativas imposibles que desean los demás. Personalmente, me cansé de darle en el gusto a quienes nunca harán algo por mí.

Dicen que debemos ser “señoritas” que no contesten, que hay que obedecer y guardar silencio. Me alegra que como sociedad esa imagen poco a poco se ha ido olvidando, dándonos espacio para ser rebeldes. 

Gozo de huir de lo delicado y de la idea de ser madre. Mi cuerpo no es una máquina de procreación y mi cara no es una paleta que deba llenar de colores artificiales que podrían arruinar mi piel.

Siento que no se nace siendo femenina, es un gusto adquirido —obligado— cuando naces siendo mujer. En mi cabeza estos dos conceptos van totalmente separados, pero hay un castigo implícito en la sociedad cuando no estás dispuesta a unir estas dos ideas.

Se nos suele exigir una serie de requisitos para ser más o menos valoradas por nuestros pares, pero está tan normalizado que pocas personas se dan cuenta. Te doy algunos ejemplos: la industria de la dermatología quiere evitar tu envejecimiento, como si esto fuese algo negativo, y el mercado de la moda busca mujeres de tallas pequeñas para utilizar la menor cantidad de tela posible.

No entiendo porque aceptamos el uso del sostén si no existe diferencia alguna entre los pechos masculinos y femeninos. Te quieren delgada a la fuerza sobre unos tacos que te lastimarán los pies, adentro de una faja en la que no podrás respirar.

Se puede ser mujer y buscar esa fuerza bruta que te obligan a reemplazar por delicadeza. El único objetivo que debes alcanzar es encontrar la mejor versión de ti misma.

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