Agustín Vargas: una vida cargada de las artes y la reflexión

El joven artista se dedica diariamente a desarrollar diversas disciplinas artísticas, aunque también pasa sus tardes pensando de manera introspectiva.

Agustín Vargas, apodado Fungi o Agus, estaba sentado en el café Casa Minga, ubicado a unos pasos de la Universidad de Concepción. El joven de veinte años, de signo zodiacal escorpión y oriundo de Talcahuano, ordenó un café frío, mientras conversaba de quién es él, sus motivaciones y sus visiones respecto a la vida. La cual ha comenzado a entender desde un ángulo distinto, en un periodo de tiempo que considera breve y reciente.

El tiempo para Agustín

El paso del tiempo hace que Agus se detenga a pensar en profundidad en este y cómo esto influye en su vida. Así, surgió en él una ansiedad que se basa en el sentir de estar perdiendo el tiempo, viéndolo como un recurso limitado que se escapa de sus manos. Sin embargo, el joven enfrentó esto por medio de la razón, la cual fue el único camino que lo liberó de esa idea. Agustín indicó: “El tiempo lo veo mucho más como una posibilidad, más que algo que se me va”. Es así como en la actualidad, se recuerda cada día que solo tiene veinte años y que aún hay mucho por vivir y hacer.

Agustín suele disfrutar de tomar un café en Concepción.
Fotografía por Constanza Gutiérrez.

Precisamente es esa incomodidad con el tiempo lo que motiva a Agustín a aprender constantemente, y desarrollar cada día más sus habilidades. Actualmente, comenzó a aprender a leer el tarot. Junto a eso, comentó que ha reflexionado constantemente en cómo será su perfeccionamiento profesional posterior a la licenciatura. Para él, detenerse no es una opción, la diferencia está en la plenitud que encuentra en esos conocimientos, punto que también le inquieta. Para Fungi, imaginar llegar a la vejez sin haber vivido como quiso hacerlo es un pensamiento que lo aterra. Esto lo ha llevado a conocer sobre fotografía y artes circenses, siendo especial estas últimas, pues hoy por hoy se dedica a practicar malabares, banderas, y disciplinas aéreas, como el aro, las telas y la lira. Para él, no solo se trata de diversión, sino también de una forma de conectar con su cuerpo por medio del movimiento.

El cuerpo y el movimiento

“Que tú conectes con cómo mueves tu cuerpo, cómo te mueves en el mundo”, indicó Agustín, quien se declara amante del movimiento, y lo considera importante para su desarrollo personal. Puesto que él cree que al descubrir su cuerpo, está también conociendo su mente. De esta forma, el joven cree que los pensamientos afectan al cuerpo y viceversa, por lo tanto, hay que tener cuidado con cómo se manejan. Esta visión está inspirada en su tía, quien practica el afro yoga, disciplina que busca conectar de forma consciente el cerebro con el cuerpo, regulando las emociones mediante el movimiento.

Fungi insta a la práctica de ejercicios y personalmente disfruta la danza aérea. Para él, es importante el uso de las energías espirituales. Así, él cree que cuando se sube a una lira o a las telas, está dejando su energía en ese acto.

Una pirámide de prioridades

Agus indicó que “en la punta de la pirámide quizás iría yo, en lo que quiero aplicar mi tiempo, en lo que quiero hacer para mí”. Él comentó que en alguna época de su vida, se dejaba de lado y se preocupaba de otras personas más que de sí mismo. Por lo tanto, estaba pasando por un periodo de desconocimiento de su persona. Es por esto que sintió ganas de aprender a conocerse, proceso el cual está aplicando hoy por hoy.

Además de las artes circenses, disfruta de la danza con banderas.
Fotografía por Constanza Gutiérrez

Luego de él, la pirámide incluye a sus relaciones interpersonales. Sin embargo, desde una mirada fresca y muy distinta a cómo las abordaba antes. Agustín comentó que ahora comprende las individualidades de cada persona, lo cual lo ha llevado a desligarse de las cosas que no puede controlar, como los pensamientos del resto y las acciones ajenas. Por lo tanto, ahora se enfoca en lo que puede hacer con esas personas, como decidir el tiempo que le brinda a su gente cercana.

Y, por último, el conocer se encuentra al final de la pirámide, pero sin perder importancia. Agustín dijo que no solo se basa en el saber académico o laboral, puesto a que no quiere sentirse esclavizado a estos durante su vida. Sin embargo, reconoce su relevancia y los beneficios que brindan. Por lo tanto, Fungi quiere aprovechar las habilidades que posee actualmente, en su época juvenil, para poder vivir. Por ejemplo, él siente la vitalidad cuando viaja en solitario. El saber que está en un lugar tan lejano por su cuenta, como la cordillera, le entrega vida. Según él, es difícil obtener esta sensación en otras experiencias. 

Entre volcanes

“Estoy solo aquí”, una frase simple, pero que toma profundidad al ser dicha desde la camioneta de un desconocido, viendo los volcanes de la cordillera alejarse. Agustín considera que los últimos años de su vida le han otorgado un importante desarrollo, dando relevancia al mérito propio en las cosas. Esto lo entendió mediante su experiencia como mochilero, y que, también lo relaciona al estar haciendo acrobacias en el aire. Esta última siendo una acción que asocia a la independencia y la libertad.

Protección espiritual

Los malabares son uno de sus pasatiempos más recientes.
Fotografía por Constanza Gutiérrez

La estética, la protección y la confianza, son tres elementos que Agus enlaza al explicar su relación con algunos objetos, como lo son las piedras. Además de parecerles visualmente hermosos, que le proporcionan una impresión mágica a la vida, el entendimiento que tiene de estos queda claro al realizar una comparación con el gas pimienta o un cuchillo. Según él, estas pueden ser cosas que las personas portan sin realmente saber cómo usarlas, pero aun así el ser conscientes de que están en el bolsillo les otorgan tranquilidad. Esto bajo la lógica de Agustín, la cual indica que si decidiste llevarlo contigo fue por algún motivo, pues había una creencia de que en el momento necesario cumplirían su objetivo.

Para Agustín, los objetos de protección espiritual funcionan de forma similar, no se llevan por la certeza de saber qué hacen o cómo lo hacen, sino porque en la situación en los que hagan falta, van a estar allí. En este punto se mezcla la protección real que percibe del cuarzo y la protección mental que genera en él la confianza de llevarlo, lo que de forma personal le ha servido. “Tú sabes que lo pusiste ahí por algo y significa algo para ti”, indicó. Cuidando así, según él, sus energías.

La individualidad como concepto principal

Agus lleva algún tiempo experimentando con el amor no monógamo. Para él, es importante reconocer a las personas que lo rodean como seres individuales. Esto ha generado que forme diversos vínculos desde la visión de que quienes forman parte de su vida no le pertenecen, por ende tienen la libertad de actuar como les plazca. Esto no solo lo aplica en las relaciones amorosas, sino que también lo hace con sus relaciones de amistad.

Una vida artística y reflexiva

La entrevista concluyó mientras Agustín terminaba de tomar su café frío. El cigarrillo que estaba fumando se lo había encontrado en su casa. Comentó: “Me gusta habitar mis espacios con velas, es algo que comencé a tomar desde el viajar, como estar con fogatas”. Así, la conversación con el joven terminó. Alguien que está lleno de arte, introspección y espiritualidad.

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