Modernidad latinoamericana: identidad, resistencia y arquitectura CiudadPor José Delgado Yáñez - 15 noviembre, 2024 Noción de modernidad desde una perspectiva híbrida. Para iniciar un debate sobre si existe una noción arquetípica de la arquitectura en las regiones, es necesario considerar la identidad como un proceso en constante desarrollo que surge del ser en relación con su entorno y sus creencias, y no como un resultado aislado. Aunque la rebelión puede entenderse como una característica de identidad, esto no le confiere un simbolismo central. Según el doctor Mauro Fontana, director del Grupo de Estudios Interculturales, Urbanos y Territoriales (GRIUT): “La tesis principal es que América y su arquitectura viven simultáneamente en tres tiempos históricos: el premoderno, el moderno y el posmoderno. Estos tiempos han sido utilizados para marcar una distancia con respecto a las pautas establecidas, logrando así evadir el eurocentrismo y destacar la cultura como eje fundamental en la construcción de las regiones”. pProyecto arquitectónico de Sergio Baroni, Vittorio Garatti y Hugo.Derecha: proyecto de Javier Gutiérrez. Desde esta perspectiva, y según la definición permeada por el pensamiento posmodernista, en Latinoamérica sí se habla de una modernidad, pero con particularidades que la diferencian del concepto hegemónico que se critica. “Los procesos identitarios del continente han sido significativamente mermados desde la colonización hasta la actualidad. Ahora, se busca un rescate que, por ejemplo, parte del patrimonio para redescubrir la arquitectura moderna”, señaló el doctor Fontana. Así, la modernidad latinoamericana debería interpretarse como un fenómeno que dialoga con las tradiciones regionales y con un pasado colonial. La modernidad apropiada a Latinoamérica tiene un carácter híbrido, marcada por un constante desafío frente a la contaminación cultural. Este fenómeno se encuentra en gran parte impulsado por el desapego hacia el periodo colonial y la ruptura con los ideales de vanguardia. Historia ¿Desde dónde nace la historia de una región cuya narrativa fue escrita por mano ajena, obligada a avanzar en un progreso forzado? Según la arquitecta y estudiante de magíster en patrimonio arquitectónico y urbano, Fabiola Olivares: “Las consecuencias culturales de la colonización ciertamente provocaron un deterioro de las tradiciones y culturas autóctonas, pero también impregnaron el continente con valores históricos como la diversidad cultural, la adaptabilidad y la resistencia. Estos valores, llevados a la arquitectura, se reflejan en la integración de la memoria en los diseños, donde las prácticas locales, las técnicas y el entorno forman una trilogía que resignifica y avanza a través del tiempo, alineándose con el desapego a la vanguardia y la oposición a lo abstracto”. Esta visión se refuerza con una concepción de modernidad apropiada que “privilegia lo nuevo y lo original, reivindicando lo propio y otorgando un carácter único a los espacios que reflejan la realidad cultural de sus regiones”, añadió la arquitecta. Arquitectura local El doctor Fontana profundizó en la necesidad de una homogeneización identitaria de las regiones para concebir un proyecto futuro con visión y conciencia histórica: “En este contexto, avanzar hacia una definición de arquitectura local orienta las nociones hacia el patrimonio, integrando elementos del entorno natural y cultural, además de prácticas ancestrales y costumbres locales, con énfasis tanto en las necesidades funcionales como en la representatividad comunitaria”. Hacia la modernidad sin modernidad “El tiempo moderno necesita del posmoderno para crecer y no quedar subyugado al mayor peligro contra la identidad regional actualmente: la globalización”, afirmó la arquitecta Rafaela Yáñez. Asimismo, destacó que “esta nueva noción de identidad busca reevaluar el papel del urbanismo en la configuración de las ciudades latinoamericanas, con diseños que respondan a la movilidad social y la inclusión territorial, respetando tanto el entorno natural como las tradiciones”. Imagen extraída de la revista online Artishock Resistencia cultural Según Fabiola Olivares: “Se trata de superar la dicotomía entre modernidad e identidad mediante la conciliación cultural. Es crucial reconocer el rol de la arquitectura en América Latina no como una respuesta a las corrientes hegemónicas, sino como una herramienta para la resistencia cultural”. Esta resistencia no se limita a la preservación de tradiciones y patrimonio; se configura como un proceso dinámico y creativo que integra modernidades, elementos locales y globales, en un diálogo continuo con el entorno, la memoria y las demandas contemporáneas. Desde esta perspectiva, la resistencia cultural planteada desde el ideal posmodernista se presenta como un acto de afirmación que cuestiona la homogeneidad y apuesta por una identidad que trasciende lo impuesto. También te podría interesar: Chile y sus patrimonios: una muestra de la historia y la cultura a través arquitectura