El “Madonna whore complex” es un castigo a las mujeres OpiniónPor Valentina Perez Garbayo - 4 abril, 2025 El “Madonna whore complex” sigue siendo un problema y una normalidad con la que se juzga a las mujeres, catalogándolas entre pureza y prostitutas. A pesar de los diferentes avances del feminismo, esta situación persiste en la sociedad, castigando a quienes salen del molde. El origen del concepto Al concepto de «Madonna whore complex», también se le conoce como el «mal de madre», donde los hombres no pueden ver a sus esposas como seres sexuales al reconocerlas de una forma maternal. Créditos a MsCheeseSauce. En la vida y la cultura popular, existen varios mal llamados filtros con los cuales la población masculina califica a las mujeres. Este concepto no es nuevo y Sigmund Freud fue el primero en encontrar esta dicotomía donde los hombres pueden ver a las mujeres de solo dos maneras: las santas y las prostitutas. Desgraciadamente, aunque la idea del psicoanalista tiene casi un siglo, aún se encuentra brutalmente vigente en la sociedad actual, donde una representa la sexualidad y la otra la pureza. Vivimos en una época donde el feminismo ha construido una normalidad social con base en la igualdad de géneros; sin embargo, el “Madonna whore complex” sigue influyendo en la forma en la que se juzga a las mujeres. La dicotomía en la actualidad Existe un complejo en los hombres desde la aparición del feminismo de sentirse emasculados al no poder ejercer el control que tenia el llamado sexo fuerte en la antigüedad y eso genera un cultivo mayor de esta dicotomía. Créditos a Rebecca West. Una de las formas más fáciles de visualizar esta dicotomía es con las actrices, cantantes o políticas que viven y disfrutan su sexualidad de manera libre y son juzgadas y criminalizadas por esto. Este es un bando y el otro es el de las «puritanas», una figura libre de todo pecado. Cuando una fémina quiere moverse libremente con todas sus características sexuales o rechaza las normas y etiquetas, la sociedad, en especial el público masculino, tiende a reaccionar de manera violenta ante esta falta. Esto no es solo un problema de percepción individual, sino más bien a una característica psicológica del género masculino hacia las mujeres, donde se castiga a quienes salen del molde por una idea retrógrada de mantener el control en el “sexo débil”. Esta es una de las razones por las que el feminismo aún molesta tanto a este grupo de personas, porque desafía esta absurda tendencia de que las féminas son objetos de placer o respeto, pero nunca ambas. Un llamado al cambio Yo hago un llamado a dejar atrás esta visión reduccionista. Eliminar el concepto de las “Madonnas” y las “Whores”, quitarnos el prejuicio de las santas y las manchadas, y verlas como lo que son solo personas que viven el mundo en colores y no solo en blanco y negro.