Memorias de un caracol: el arte del stop motion

Memorias de un caracol

“La animación es un medio, no un género (…) se piensa está solo destinada a los niños, cuando en realidad es un arte adulto”, con esta gran frase del director de cine, Guillermo del Toro, nos adentramos a otra cara de la moneda de lo que es el mundo de la de las películas animadas en especial, del stop motion

Memorias de un caracol nos cuenta sobre la vida de Grace Pudel, una joven solitaria con una gran atracción hacia el animal que da nombre a la película. A medida que avanza su historia, podemos observar diversos hechos que la llevan a un espacio de ansiedad y aislamiento.

Muerte, luto y soledad, son algunos de los temas que Memorias de un caracol abarca muy bien dentro de sus 94 minutos en los cuales vemos como el director australiano, Adam Elliot, logra humanizar a sus excéntricos personajes mientras cada uno intenta salir adelante.

Director Adam Eliott junto a la protagonista de Memorias de un caracol
Adam Eliott se demoró ocho años en terminar este filme Fotografía: Dónde ir.

Con el estreno de Pinochio de Guillermo del Toro, se puso en la mesa el debate sobre sí la animación es solo para los infantes, ya que en esa película también se tocan temas mencionados anteriormente y comparten la misma técnica.

Quizás esa sería la razón por la cual los directores recurren más al stop motion, para así no encasillar su obra como una simple película para niños.

Esta técnica se forma por medio de una secuencia de fotografías mostradas en rápida sucesión, con esto se genera una ilusión de movimiento fluido al proyectarse. Al no ser animación tradicional, se pueden tomar muchas más libertades al momento de querer contar una historia.

“Las peores jaulas, son las que nos creamos para nosotros mismos”, esta frase se la dice un personaje a nuestra protagonista, pero también sirve en el día a día para todos, en especial, para quienes buscan expresar o dar a conocer sus relatos.

Memorias de un caracol deja una gran enseñanza para todos sus espectadores, solo se puede entender la vida mirando hacia atrás, pero debe vivirse hacia adelante, tal como lo haría este animal.

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