El largometraje está basado en la novela de Jane Austen, publicada en 1813 de manera anónima. Es uno de los libros más famosos de la autora.

Orgullo y prejuicio es una película cautivadora, dirigida por Joe Wright y protagonizada por Keira Knightley, quien encarna a nuestra querida Elizabeth Bennet. Mientras que a Fitzwilliam Darcy —conocido por nosotros como señor Darcy— le da vida Matthew Macfadyen, el cual le entrega un aire de seriedad y arrogancia al personaje.

La cinta comienza con Elizabeth caminado por el prado, mientras suena la canción Dawn de Dario Marianelli, y eso es suficiente para querer verla hasta el final. La melodía dulce y suave te logra trasportar a ese período. La fotografía cinematográfica captura el romanticismo de la época, con la delicada brisa que recorre los campos de Pemberley.

Desde el principio sabemos que las hermanas Bennet deben casarse, ya que si su padre fallece estas quedarán sin nada. Cuando la mayor de ellas conoce al señor Bingley, este queda cautivado por la belleza de Jane. Mientras que Darcy es presentado como un hombre altanero y engreído, actitud que siembra en Elizabeth un profundo desprecio.

Las muestras de afecto en la película son los roces de manos y las palabras no dichas entre miradas intensas, aquellas logran hacer suspirar al espectador de los nervios y la emoción que generan estas demostraciones de cariño en una época conservadora.

La cinta está llena de estos pequeños gestos, los que ayudan a comprender los sentimientos y la emocionalidad de los personajes. Es por esto que al verla una y otra vez siempre se encuentran nuevos detalles.

La manera de contar la historia es rápida, puesto que el director quiso plasmar el paso del tiempo en los acontecimientos importantes que atraviesa la protagonista, esto genera que el espectador se mantenga conectado con la trama.

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