La generación Z bajo perspectiva

Comportamientos gen Z.

Las tendencias, conductas y hábitos de la generación Z han sido marcados por su crecimiento en conjunto con la digitalización. Esto se traduce en el manejo natural de herramientas que ofrece la tecnología moderna, yendo de la mano con un acceso privilegiado a la información. Aunque también es un arma de doble filo para esta misma, al tener que acarrear con las consecuencias de este fenómeno, tanto positivas como negativas.

Los nativos digitales sufren de una notable dependencia a internet, pues, actualmente la red de redes gobierna al mundo. A través del móvil, su mejor amigo, acceden con facilidad a un sistema gigantesco e inabarcable que les termina resultando abrumador. Por un lado le sacan provecho al conocimiento que proporciona la sociedad de la información. Por otro, ese exceso también los deja vulnerables a ciertos daños.

Las redes sociales son un buen ejemplo, su uso cotidiano por parte de los zoomers deriva en una peculiar impaciencia y desatención. También propiciada por una cultura de la inmediatez cimentada por las comodidades que otorga el mundo digital. El estar expuestos a tantos estímulos y a una atestiguación recurrente sobre vidas ajenas a la, suya conlleva a perjuicios en la psique. Como el caso del FOMO, acrónimo de “Fear of Missing Out”, es decir, miedo a perderse algo; un tipo de ansiedad muy común entre las personas jóvenes.

Rasgos característicos de la generación Z. (Fuente: Economipedia).

Todo lo anterior es un factor clave para entender la sensibilidad que distingue a la Gen Z, aspecto que da origen al término “generación de cristal”. Tales conflictos internos convergen en el énfasis por el cuidado de la salud mental a nivel individual y colectivo. Por lo que se muestran tolerantes al pluralismo e inclusividad, pero intolerantes a las injusticias sociales.

Esto se traduce en la condena del bullying, auge en la fuerza del movimiento feminista, apoyo a las minorías, entre otras cosas. La construcción de una convivencia social antidiscriminatoria da pie a la erradicación de varios tabúes, y con ello, una creciente aceptación de la diversidad y apertura sexual. Entre otros aspectos positivos: son autodidactas, consumen menos alcohol que sus antecesores y se preocupan de cultivar las distintas áreas de su vida. Por otro lado, también existe una baja resistencia a la frustración, se ha observado una disminución en el hábito de la escritura manual e, irónicamente, son la generación que menos sexo tiene.

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