Los puntos de contaminación más grandes del mundo

vertederos

Todos los años, el planeta es víctima del hiperconsumo y aquello es visible en múltiples lugares, especialmente en los vertederos, donde se manifiesta claramente la suma de acciones contaminantes y objetos olvidados u obsoletos por los consumidores.

Las consecuencias de los vertederos en la salud

Las personas que habitan cerca de los basurales a gran escala o que trabajan en ellos por temas de recolección o reciclaje se han visto muy afectados en términos de salud y son motivo de preocupación para muchas organizaciones medioambientales y Gobiernos que han tenido que interferir, como fue el caso de Agbogbloshie, en Ghana.

Los medios lo consideraban uno de los basurales más grandes del planeta, a tal nivel que fue clausurado en 2019, para evitar su crecimiento y el conflicto de salud que empezaban a presentar las personas que lo frecuentaban.

En la misma línea, France 24, confirmó que el aire de aquel vertedero se encuentra afectado por la suciedad y el plástico por la presencia de metales que superan en 100 veces los límites permitidos internacionalmente.

A quienes afectan estos espacios

De acuerdo con Naciones Unidas, la contaminación mata nueve millones de personas al año, algo que se ve más reflejado en los países de bajo y mediano ingreso, ya que, según un informe emitido por la entidad en 2022, las personas provenientes de esos lugares, «representan casi el 92 % de las muertes por esta causa. Además, más de 750.000 trabajadores mueren anualmente debido a la exposición a sustancias tóxicas en el entorno laboral, entre ellas la materia particulada, el amianto, el arsénico y los gases de escape de motores diésel».

Asimismo, los efectos que provocan en las personas en la salud también contribuyen al calentamiento global y los gases de efecto invernadero. Esto no es algo que dependa del tipo de objeto que queda atrapado en los basurales, puede variar desde los electrónicos, el plástico o la ropa.

Según Greenpeace, «la cantidad de usados exportados desde la Unión Europea se triplicó en las últimas dos décadas y pasó de 550.000 toneladas en el año 2000 a 1,4 millones de toneladas en 2019», llegando a terminar varado en Asia, África o países de Latinoamérica, como es el caso de Chile, en el Desierto de Atacama.

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