Crisis de la salud mental escolar

La educación en la enseñanza media trae consigo un proceso donde la adolescencia está en su máximo esplendor con el factor emocional como protagonista. 

No solo son tareas y evaluaciones las que los jóvenes llevan a sus hogares día a día, además de eso, a esta edad cargan con preocupaciones personales que, hacen que incluso lo académico pasa a estar en un segundo plano. La ansiedad y la depresión, junto a problemas cada vez más comunes como la baja autoestima, son hechos que están cada vez más presentes en los adolescentes y en sus círculos sociales, planteando la interrogante sobre una posible crisis de la salud mental escolar.  

Los jóvenes viven un proceso tanto en lo escolar como en lo personal, donde su salud mental fácilmente puede verse afectada, e incluso en algunos casos esto no logra ser detectado. Según menciona la Organización Mundial de la Salud (OMS): “Uno de cada siete adolescentes de entre 10 y 19 años (el 14%) padece algún trastorno mental, muchas de estas afecciones no reciben el reconocimiento y el tratamiento que requieren”. En adición, respecto a los tipos de vulnerabilidad a los que se pueden ver afectados: “Los trastornos emocionales son frecuentes en los adolescentes. Los trastornos de ansiedad, que se pueden manifestar como crisis de angustia o un exceso de preocupación, son los más frecuentes en este grupo de edad, y también son más comunes entre los adolescentes mayores que entre los de menor edad”. 

¿Dónde acuden los estudiantes en sus colegios?

En Chile este es un problema real y más presente que nunca, y los establecimientos junto al Estado deben estar cada vez más capacitados para enfrentar este proceso tan importante para sus estudiantes. ¿Los colegios realmente implementan un apoyo psicológico real y efectivo en sus alumnos? 

El suicidio es la tercera causa de defunción en las personas de 15 a 29 años.
Créditos: Universidad de Chile.

Como ha pasado en miles de casos de estudiantes, lo vivió una generación de tercero medio en un establecimiento de la ciudad de Linares, en la región del Maule, como un ejemplo más de la crisis de la salud mental escolar. Grace Villena junto a sus compañeros de curso fueron testigos de una lamentable situación en 2024, con el suicidio de una amiga y estudiante que los marcó para siempre como personas. “Mi compañera falleció en noviembre del año pasado. Mis amigas y yo estábamos al tanto de su malestar a veces, pero dentro de todo, ella se mostraba normal y alegre. Pero la última semana antes de que ocurriera todo, comenzó a faltar a varias clases, y no sabíamos por qué”.

¿Actuar frente a los hechos o prevenirlos?

Respecto a las medidas que el colegio tomó después de lo ocurrido, Madelein Duarte, también compañera de curso dice haber notado una gran diferencia con respecto a la atención que les comenzaron a brindar. “Después de todo lo que pasó, el psicólogo encargado nos reúne como curso a hacer intervenciones donde nos separan por secciones para explicarnos conceptos como la depresión, los síntomas y cómo controlar situaciones que nos afecten en lo emocional. Antes de que pasara todo, nunca habían realizado esas actividades y la psicóloga tampoco nos brindaba mucha ayuda cuando la pedíamos”. La estudiante confiesa haber tenido episodios donde su salud mental se vio desestabilizada y dice no haberse sentido lo suficientemente escuchada por el equipo del colegio. “Algunas veces teníamos que esperar muchos días para que el psicólogo nos atendiera y teníamos que estar muy mal emocionalmente para que el colegio nos derivara al psicólogo”.  

Grace menciona que ella junto a los demás estudiantes se enteraron de lo sucedido a la mañana siguiente. “La psicóloga del colegio reunió al curso completo para informarles que su compañera había fallecido la madrugada anterior, pero no entregó los motivos ni detalles al respecto. Luego me enteré junto a algunas de sus amigas por parte de su mamá que ella se había suicidado”.  

Alerta desde la psicología

Desde una mirada profesional, Marcela Anabalón, quien es estudiante de cuarto año de psicología en la Universidad San Sebastián en Concepción destaca factores importantes a considerar en casos como este. “Esta es una etapa súper importante, es donde ocurren muchos cambios que ayudan a los adolescentes a construir su propia identidad. Los estudiantes a esta edad se ven expuestos a cambios emocionales, las presiones académicas y todo lo que esto conlleva les afecta directamente”.  

Marcela recalca la idea de que el proceso de apoyo psicológico no comience en el colegio, sino desde la educación preescolar y acompañados siempre de su red de apoyo principal que es la familia. “Desde la infancia se debe abordar esto, ya que, en el proceso de adolescencia es más complejo moldear la manera en que los jóvenes abordan sus propias emociones y las situaciones que atraviesan que cuando son más pequeños”. 

Cuando un trastorno de salud mental en adolescentes no es tratado, sus consecuencias se extienden a la adultez.
Créditos: Diprece.minsal.cl.

Para los jóvenes, cada vez es más necesaria la idea de fortalecer sus propias emociones y aprender a sobrellevarlas, para que en el desarrollo de su personalidad esto no sea un impedimento. Combatir la crisis de la salud mental escolar y tener las condiciones para afrontar una vida de la manera más saludable en ámbitos mentales es lo que los adolescentes necesitan a gritos silenciosos.   

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