Entre el frío, la noche y los desechos: la vida de los recolectores de basura en Punta Arenas CiudadPor Scarleth Vásquez Cárcamo - 26 mayo, 2025 Bajo el frío y la oscuridad, los recogedores de desechos coinciden en que no se tiene el suficiente cuidado a la hora de botar los desechos, donde en ocasiones se mezclan con elementos peligrosos. Chile cuenta con miles de recolectores de basura que semanalmente recorren las calles y pasajes para retirar los desechos de los hogares y llevarlos a vertederos lejos de la ciudad. Esta es una labor esencial para el desarrollo normal de las comunidades. En la región de Magallanes la rutina no es diferente al resto del país, a excepción del hecho de que los cientos de recolectores de la zona austral, sobre todos los nocturnos, tienen la particularidad de trabajar en un ambiente notoriamente difícil desde el punto de vista climático, marcado por el frío extremo que en ocasiones desciende de los 0°C. Quienes se dedican a este oficio tienen diversas miradas, algunas entusiastas y otras más críticas. Aun así coinciden en lo inseguro que es dedicarse a algo donde se exponen a importantes niveles de peligrosidad, y que no siempre es respetado. Los trabajadores recolectores de la empresa Áreas Verdes de Punta Arenas son responsables del retiro de desechos domiciliarios. Parte de ellos laboran en horario nocturno, una labor manual que exige de su esfuerzo y atención. Algunos trabajan a metros de una transitada avenida donde ya se han visto atropellos y no siempre pueden visualizar el tipo de contenido que trasladan. En horario nocturno en pleno invierno, la temperatura en Punta Arenas, desciende hasta -10° C. Fotografía: Magallanes Experience. Recolectando a oscuras Miguel López, viudo, trabaja desde hace décadas en la recolección de desechos. Tiene una buena imagen de su labor, la que califica como “súper bueno” y en donde “se come, se conversa, de todo un poco”. En su caso, se enfoca solamente en la basura domiciliaria en horarios fijos del centro de Punta Arenas y con apoyo de un camión. “Tenemos un día que empezamos a las 8 y terminamos a las 12. Al otro día, por medio, de las 8 a las 3 de la mañana”, especifica. Sobre su trabajo, reconoce que existe peligro, tanto por la inseguridad del sector que le asignaron como en el traslado de desechos, apuntando a los vehículos que transitan. “Los que andan viernes y sábado, hay que tener mucho cuidado, no te dejan pasar cuando andas con las bolsas cargadas”, dice. A esto se le suma el traslado de elementos riesgosos, como los vidrios. Cuenta que es otro el personal encargado de retirar ese tipo de contenidos, pero de noche no siempre se logra diferenciar de la basura normal. Como consecuencia, ocasionalmente sufre lesiones en sus manos y brazos, pese a los elementos de protección que utiliza. Es por eso que hace un llamado general a la población a que “tengan precaución con los vidrios […] colocarlos en una cajita o una botella plástica”. Con ello evitarían hacerse daño. Traslado peligroso Similar a Miguel, el joven José Alderete considera agradable su trabajo, pese a la dificultad que tiene. Trabaja los lunes y sábado de las 20:00 a las 00:00 en el mismo sector céntrico y costero. Al igual que su colega, confirma la peligrosidad que supone el cargar elementos contundentes. “Lo más peligroso es el tema de las bolsas de basura, que no se ven en la noche. Llevan objetos que pinchan o que pueden cortar. Duele de repente cuando tiran cosas que no deberían”, relata. También habla de lo difícil que es trabajar a baja temperatura, comentando que “el frío es complicado de repente, en el centro, abajo en Angamos y la Costanera”. Punta Arenas cuenta con 20 camiones recolectores, que deben atender a una población de 145 mil personas. Fotografía: Elmagallánico.cl. Desgaste físico y atropellos A diferencia de sus colegas, Roberto Aicón, apodado «Shala«, tiene una visión menos entusiasta de su labor, donde le ha tocado presenciar situaciones indeseables. Trabaja en horario diurno, que varía dependiendo de la zona. Por lo general inicia a las 7:30 horas hasta que finaliza su sector asignado, es decir, alrededor de las 15:30 horas Para ello cuenta con “implementos, casco, guantes de corte, buzo de trabajo, no usamos mucha herramienta”, donde “lo que más se recoge es residuos domiciliarios”. Roberto trabaja durante el día, lo que le da más facilidad para identificar qué contiene cada bolsa, por lo que puede evitar más fácilmente lesionarse. “Cuando encontramos desechos peligrosos normalmente se da aviso al chofer y él avisa al supervisor, dependiendo qué tipo de elemento haya encontrado que te pueda dañar o que esté prohibido botar”, asegura. Por otro lado, manifiesta que “lo que más afecta el trabajo personalmente es el desgaste físico”, junto a “la discriminación al auxiliar y la poca empatía”. Mientras trabaja, confiesa sentir “el peligro constante de ser atropellado”. En ese sentido, el episodio que más lo marcó en el trabajo fue cuando le tocó “presenciar el accidente de un compañero de trabajo”. Finalmente, es que en una ciudad que avanza a ritmo concreto, proteger sus áreas verdes y la limpieza de las calles, es resistir al olvido del paisaje natural. No basta con que existan, sino que deben mantenerse vivas y dignas. Continúa viendo: https://tiemporeal.periodismoudec.cl/2025/05/22/cultos/