Anticonceptivos y efectos secundarios: una deuda histórica de la ciencia con la mujer

A pesar de los avances científicos y los cambios en las fórmulas, la realidad de los anticonceptivos hormonales sigue siendo preocupante en el mundo. Entre los efectos secundarios de esta forma de autocuidado se encuentran el aumento del riesgo de padecer depresión y de sufrir accidentes vasculares, lo que muchas veces es desconocido por quienes día a día utilizan esta alternativa.

La publicación de hace algunas semanas del medio inglés The Independent sobre la cancelación de la última investigación en torno a los anticonceptivos hormonales masculinos produjo una serie de reacciones, tanto del mundo académico como en redes sociales. Lo anterior, debido a que el método en cuestión aparecía como una alternativa viable para los hombres gracias a su prometedor 96% de efectividad, lo que permitiría incluso que la responsabilidad del control de la natalidad dejara de recaer en la mujer.

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Más del 38% de las jóvenes chilenas utiliza el método de la píldora anticonceptiva. Fotografía: Fernando Velásquez.

El motivo para respaldar tal resolución fue que la inyección produciría una serie de efectos secundarios no graves, entre los que destacan: depresión, cambios anímicos, aparición de acné, y dolor muscular. Dichas consecuencias serían, en teoría, incluso menores en cantidad y en magnitud que las producidas por las pastillas convencionales femeninas, lo que posicionó al tema como un nuevo caso de desigualdad de género.

Entre las implicaciones más comunes del método para mujeres se encuentran la aparición de acné, aumento de peso, dolores de cabeza repentinos, nauseas, mareos, cambios de humor, y disminución del apetito sexual. Ello puede guardar relación con varios factores, como la cantidad de hormonas suministradas, la falta de acostumbramiento del cuerpo al medicamento, entre otros.

Sin embargo, existen otros efectos secundarios más graves, como el aumento del riesgo de desarrollar depresión, accidentes cerebrovasculares, coágulos de sangre, cálculos biliares, ictericia o presión sanguínea alta. Las probabilidades son mayores para aquellas mujeres que fuman, combinan fármacos de manera irresponsable, o que poseen alto colesterol, diabetes, o demasiado sobrepeso.

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Infografía: Fernando Velásquez. Fuente: OMS/Planned Parenthood.

Al respecto, Alicia Zambrano, quien ejerció como enfermera jefe del Hospital de Carabineros (HOSCAR), explicó que éste tipo de consecuencias se deben a que los medicamentos afectan a las glándulas hormonales, interfiriendo su funcionamiento. La profesional expresó: “Las pastillas frenan la función de algunas de ellas, y generan desequilibrios que desencadenan diversos malestares. Algunos lo sienten más que otras, pero ello también depende de fineza e idoneidad del producto”.

Por lo mismo que Loreto Neira, quien es químico farmacéutico, comentó que las personas normalmente no toman las precauciones necesarias a la hora de adquirir sus anticonceptivos, ya que se guían en base a los precios y a las recomendaciones de cercanos que no necesariamente poseen los conocimientos necesarios. En ese sentido, destaca que lo correcto es acudir previamente a un médico, para que éste recete al paciente una dosis acorde a sus necesidades, para así evitar un exceso que provoque resultados no deseados.

“En general son bien seguros actualmente, ya que han cambiado las fórmulas. Cada vez son más raros los efectos graves, mientras que los leves son tolerables. Obviamente, alguien que toma pastillas no puede fumar ni mezclarlas con otros medicamentos, porque está claro que eso puede generar algo adverso, pero eso no siempre se respeta”, añadió la profesional.

Farmacias ofrecen píldoras de todos los tipos y valores, pero lo correcto es consultar primero a un especialista. Fotografía: Fernando Velásquez.

Dichas visiones se cuadran con la entregada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su última edición de “Criterios médicos de elegibilidad para el uso de anticonceptivos”, publicación en la que el organismo advierte que es necesario informar y orientar a los usuarios en materias básicas como el funcionamiento el método, su eficacia, riesgos, beneficios y los síntomas que pueden ocasionar.

Adicionalmente, la organización enfatiza en que también los proveedores deben estar debidamente capacitados para aconsejar a sus clientes, ya que ello les permitirá no sólo instruirlos en la anticoncepción, sino que también en la prevención de otras enfermedades relacionadas, como lo son las infecciones de transmisión sexual (ITS).

Por ello, es necesario no sólo avanzar en cuanto a la igualdad de oportunidades y responsabilidades, sino que también en una deuda histórica que el país ha postergado durante años: el informar a la ciudadanía de manera efectiva sobre todo el espectro de temas relacionados con la sexualidad.

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