El incierto futuro del voto telemático

Voto Electrónico

Se avecina un agitado calendario electoral para Chile. Entre plebiscitos y elecciones, el eventual escenario más nutrido de estos procesos de sufragio contemplaría ocho fechas de votaciones, calendarizadas entre octubre de 2020 y el primer semestre de 2022.

Bien sabido es que este panorama se contextualiza en medio de la actual crisis generada por la pandemia de Covid-19, que además de definir fuertemente el desarrollo de este año, aparentemente seguirá marcando la tónica en los tiempos venideros.

Por lo mismo, entre los múltiples debates que decantan de esta situación, la opción de implementar una alternativa de voto telemático y electrónico ha tenido alcance en distintas áreas, como la esfera política o la ciudadanía misma.

Legalmente, hay algunos obstáculos

Ante el planteamiento precipitado de iniciativas de esta categoría, han surgido voces encargadas de ponerle paños fríos al asunto. Uno de ellos es Pablo Viollier, abogado especialista en tecnología y docente de la Universidad Diego Portales, quien a modo de contextualización señaló que “la imposibilidad de verificar que un votante no está ejerciendo su derecho a sufragio en frente de un tercero, implica la denuncia al resguardo del secreto del voto”. Sumando una base jurídica a su planteamiento, agregó que “existen dos principios intransables en nuestro ordenamiento jurídico respecto al voto para nuestras elecciones democráticas, que son que el voto sea secreto y personal”. “Estas son dos garantías que se dan a nivel constitucional e incluso, a nivel de tratados internacionales ratificados por Chile”.

Servel aún no tiene las competencias para implementar este mecanismo

Ricardo Tróstel, concejal de Concepción, al ser consultado por esta idea, señaló que “nuestro país no está preparado para un sistema así, en virtud de que los únicos proveedores de estos servicios están siendo empresas privadas, las cuales, personalmente, no me dan las suficientes garantías o certezas de que la elección sea lo más transparente posible”. 

Tróstel coincide con las observaciones realizadas por Viollier, agregando que ve como alternativa la implementación de un sistema de voto por correspondencia, el cual se está hoy solicitando como proyecto de ley, para garantizar el derecho a sufragio de las personas que habiten localidades confinadas. 

“Tal vez en un futuro podríamos estar listos para implementar un sistema de voto telemático, cuando el Servicio Electoral tenga un presupuesto fortalecido, que le permita tener un sistema propio, como sucede en otros países”, comentó el político.

Voto por correspondencia estadounidense. Fotografía: Tiffany Tertipes, Unsplash

Implementaciones a menor escala

A pesar de que la implementación de un proyecto de voto telemático y electrónico en nuestros procesos eleccionarios requiere de un proceso de largo aliento para concretarse, hay experiencias que demuestran que la tecnología como tal sí funciona, habiendo experiencias en una escala menor.

Un ejemplo exitoso de aplicación de mecanismos de sufragio a distancia se puede encontrar en la experiencia sindical. En el rubro minero, a causa de sus complejos sistemas de turnos laborales, algunos sindicatos han implementado sistemas digitales en sus elecciones.

Ricardo Calderón, presidente de la Federación de Sindicatos de Supervisores del Cobre, precisó que el primer acercamiento directo con estos mecanismos lo tuvo hace seis años, en su condición de Secretario del Sindicato de Supervisores de Chuquicamata. “Junto a representantes de otros sindicatos de la minería, asistimos a una presentación de Evoting, la primera empresa autorizada entonces por la Dirección del Trabajo para usarse en votaciones electrónicas de procesos sindicales regulados legalmente, como las elecciones de dirigentes o las negociaciones colectivas”, señaló. “Tras conocer la experiencia de otros sindicatos, el de Chuquicamata se convirtió en uno de los primeros cinco en implementar este sistema”, agregó.

Ilustración: Morning Brew, Unsplash.

Calderón no desconoce el potencial mal uso que se le puede dar a una herramienta con este poder, comentando que “estos sistemas son más susceptibles de viciarse, pues un jefe puede presionar a un trabajador para que vote por una opción bajo su influencia patronal o también, los mismos trabajadores podrían presentar como ofrendas ante sus jefes votos alineados con los intereses de la empresa”. Sin embargo, el dirigente también comentó que “este no es un problema exclusivo de esta modalidad de voto, porque hoy en día hasta dentro de una urna se puede fotografiar una papeleta usando un celular”. También, continuando la idea agregó que “incluso puede presentarse un suplantador con documentos que no le corresponden y pasar desapercibido al votar, si tiene suerte”. 

La implementación de un sistema de voto telemático, pese a verse lejana en el espectro de las elecciones venideras, no necesariamente es una opción perdida. 

Si estas herramientas logran escalarse a nivel nacional, probablemente veamos su aplicación a nivel oficial en algún momento, apostando de buena fe por la probidad de la ciudadanía.

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