Por Patricia Mancilla Care

El Frente Amplio (FA) se desmarca públicamente de ir a las primarias con la ex Nueva Mayoría por no compartir ideas con el sector conservador, diferencias que olvidaron un día después al manifestar su inclinación ante una posible postulación en conjunto pero con algunas condiciones mínimas, las cuales no llegaron a buen puerto luego de que fracasara el diálogo entre ambos conglomerados.

Las negociaciones a puertas cerradas generaron repudio desde su propio sector político, quienes acusaron de irresponsable e infantil la medida, aludiendo además a la falta de unidad y egocentrismo por quienes tomaron la decisión, pues al parecer ni la propia coalición está unida al momento de definir su futuro.

No obstante, este tipo de polémicas parecen ser perfectas para mantenerse en la agenda noticiosa y posicionarse como alternativa de cara a las elecciones, aún más cuando bastante alejados están de las demandas sociales.

Buscan la unidad cuando la oposición está en las poblaciones y en la organización territorial ¿Qué ha hecho el Frente Amplio por el pueblo más que pactar con la derecha y salvar el gobierno de Sebastián Piñera en medio de un Estallido Social histórico para el país? 

No es novedad que esta coalición que se presentó hace unos años atrás como la salvación de la izquierda chilena, quiera figurar nuevamente, poniendo mínimos programáticos cuando en sus propias filas tienen a políticos y parlamentarios corruptos que faltan a la verdad, desestiman las peticiones levantadas en las calles y critican la lucha del movimiento popular. 

El FA está lejos de ser una opción institucional decente para combatir las lógicas neoliberales del sistema en puestos de representación municipal y/o gubernamental. Inclusive contaban como posible carta aliarse a partidos tradicionales que siguen trabajando y heredando métodos de la dictadura militar de Augusto Pinochet. Si en años no pudieron hacer nada frente a las desigualdades y generar un cambio real en la política, ¿qué diferencia habrá ahora?