Este año, por primera vez, la carrera de pedagogía se acerca a los abogados como la tercera profesión más valorada por la ciudadanía, según una encuesta anual de valoración GfK. No obstante, ¿la valoración la traducimos en mejores remuneraciones?

No hay duda del importante lugar que ocupa la educación en el desarrollo de nuestro país. En Chile, el interés de la sociedad por este tema y su actual lugar en el debate político, demuestran con nitidez el acuerdo respecto a su relevancia. Sin embargo, aún existen muchos ámbitos fundamentales en educación en los que no se han puesto los suficientes esfuerzos. Uno de los más escandalosos es la baja remuneración que reciben nuestros docentes, actores claves del proceso educativo.

Para nadie es un secreto que los profesores y profesoras no reciben los sueldos que deberían. La docencia es una de las profesiones más importantes para el desarrollo de los individuos de un país y eso debiese reflejarse en sus sueldos. Desgraciadamente eso, por ahora, no ocurre en Chile. Si bien las carreras de Pedagogía no forman parte del listado de carreras peor pagadas, tampoco forman parte de las mejores pagadas.

Hay quienes podrían argumentar que una remuneración de $495.093 bruto para un docente de Educación Básica al cuarto año de ejercicio, según datos del Ministerio de Educación, es un buen sueldo. No obstante, ¿es realmente acorde con el enorme impacto que su trabajo tiene en la vida de sus estudiantes y para el país en su conjunto?

Los profesores y profesoras no solo traducen y recrean en la enseñanza diaria los contenidos y competencias definidos en el currículum nacional, sino que también acogen y acompañan a los estudiantes en su desarrollo como personas, en un período determinante de sus vidas.

Los salarios del profesorado son mucho menores a los de otras profesiones de similares características. A modo de ejemplo, un profesor de Matemática de Enseñanza Media gana la mitad que un ingeniero comercial al cuarto año de ejercicio profesional, compartiendo ambas disciplinas no solo una duración, sino también herramientas y competencias similares.

Si la clase política y la ciudadanía sigue repitiendo que la educación es lo más importante y se ha comprobado la relevancia del rol del profesorado, sobre todo en la pandemia, en la mejora de la calidad de un sistema educativo y en el desarrollo de un país, ¿por qué esta profesión sigue siendo mal retribuida?