El descenso más grave en la educación parvularia

La pandemia también golpea a la educación parvularia: casi 100 niños y niñas no están matriculados en ningún establecimiento este 2021 en la región de Los Ríos. De ellos, 52 menores abandonaron el prekínder y 40 el kínder.

La crisis sanitaria generada por la propagación de la COVID-19 no solo afectó a los niveles básico y medio del sistema escolar nacional, sino también a los más pequeños: si en 2019 se registró que 1.965 niños y niñas abandonaron kínder, el número aumentó a 4.687 desertores este 2021

“En pre-kínder, el año pasado, 54 niños y niñas no fueron matriculados en ningún establecimiento. En tanto, este año fueron 52 los menores no registrados. Más preocupante aún, un importante incremento en kínder:  de 18 niños y niñas en 2020, la cifra se elevó a 40 menores desertores en este 2021. En total, casi 100 pequeños están fuera de los niveles iniciales de transición”, detalló la Seremi de Educación de la decimocuarta región, Bárbara Agüero.

Con más de un año de pandemia, la deserción en la educación parvularia es solo uno más de los efectos que ha tenido el quedarse en casa. Un profundo estrés en toda la población, siendo los más afectados los niños en época de pandemia que acongoja a todo un país.

Jugando aprenden de la vida

Sonia Vargas, educadora de párvulo del jardín infantil Rosas del Bosque, ubicado en el sector rural Mashue en la comuna de La Unión,  región de Los Ríos, cree que las familias no valoran ni reconocen este nivel educativo como una etapa importante para el desarrollo de sus hijos.

“No es necesario, no es importante. ¿Para que los voy a poner frente a la pantalla o los enviaré al colegio si van a puro jugar?”, han señalado apoderados que retiran a sus hijos del nivel inicial de su Educación y de formación como persona, y es ahí donde los apoderados comenten el primer error.

Es a través del juego en donde los niños aprenden habilidades para la vida, donde comienzan a solucionar problemas, a sociabilizar con sus compañeros, a tomar conciencia de las consecuencias de sus acciones, a conocerse a sí mismos, sus capacidades, sus límites y etapas. “Hay una infinidad de beneficios que son potenciados a través del juego. Esta estrategia es poco reconocida por las familias y es por esto que no creen que es necesario enviar al niño a sala cuna y jardín infantil, provocando, además, un retraso notorio entre quienes asistieron o no a los primeros niveles de educación”, sentencia la educadora de párvulo Sonia Vargas.

Más diversidad, cultura, emociones y aprendizaje, eso se encuentra en un jardín infantil. Un ambiente de seguridad emocional el cual solo se obtiene en jardines infantiles y no en la casa. A pesar de esto y tal como lo demanda la situación sanitaria actual, Sonia Vargas, junto al equipo docente, se han mantenido constantes en el aprendizaje y desempeño de los menores: “Retroalimentación a través de video llamadas, mensajes de texto a cualquier hora del día, hay clases cuando el apoderado puede estar presente. Es así como ayudamos y nos adecuamos a las familias”.

«Si hay una variedad de niños en una sala con distintas culturas, intereses, emociones, etc y lo comparamos con un niño sin hermanos que no asistió a pre kínder o kínder, este se verá perjudicado en su desarrollo emocional» Sonia Vargas-educadora de párvulo

El descenso ¿es culpa de la pandemia?

“El tener que adaptar un espacio del hogar exclusivamente para el teletrabajo, la educación de los menores y además de realizar las labores del hogar, no es una realidad que se refleje en todos los hogares del país, ni mucho menos en mi casa.  No tengo el espacio, tiempo ni materiales. Es por esto que prefiero que mi hijo juegue en vez de –y sé que suena feo- estudiar”, relató Claudia Cáceres, madre de un menor de 4 años.

Como Claudia, son muchos los padres que optaron por la comodidad de que sus hijos prefieran jugar, antes de las clases online.

Algo “sumamente preocupante”, según lo señala Sonia Vargas, educadora de párvulo de sala cuna “Rosas del Bosque” en el sector de Mashue en la comuna de La Unión.

“Nosotras como educadoras y técnicos en párvulos, enviamos orientaciones para que ellos aprendan.  Los niños no se encuentran solos en tiempo de pandemia ni mucho menos las familias. Hay un trabajo en conjunto, un seguimiento, organización, llamadas, mensajes, entrega de materiales, retroalimentación y más. Entonces las familias que reconocen y valoran estos niveles iniciales de educación seguirán educando a los niños con o sin pandemia. Esta es solo una excusa”, manifestó la parvularia.

Educadoras de párvulo marchando en octubre 2019 por los derechos de los niños y el reconocimiento de su labor en la crianza y desarrollo de los menores.

Debe convertirse en ley

El proyecto de ley de kinder obligatorio busca aumentar de 12 a 13 años la escolaridad obligatoria. El Ministerio de Educación tiene como objetivo que las familias comprendan que este nivel es fundamental para el desarrollo de los jóvenes del futuro.
“Tal como lo ha indicado el ministro Raúl Figueroa, esta iniciativa puede ser una gran respuesta a los niveles de abandono en esta etapa formativa de niños y niñas”, sostuvo la seremi Bárbara Agüero. Actualmente el proyecto de ley se encuentra en la comisión mixta, luego de ser aprobado por unanimidad en su primer trámite.

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