Toque de queda: una odisea para los locales de entretención en Chillán

A más de un año de implementado el toque de queda, muchos locales y centros de entretención por fin han vuelto a abrir sus pistas de baile. Mientras que algunos si pudieron sumarse a la implementación de terrazas y otros subsistían con entregas a domicilio, fueron los pubs y discos de Chillán los que más sufrieron las consecuencias de la restricción nocturna.

La pandemia trajo consigo una gran cantidad de restricciones. Poco a poco se hizo cada vez más habitual el quedarse en casa, el salir utilizando mascarilla, el uso del alcohol gel y el distanciamiento físico. También, una vez implementado el plan paso a paso, se hizo común la cuarentena, el toque de queda y el esperar cada nueva libertad con el avance de fases en el programa de gobierno.

Dentro de la economía -uno de los aspectos más afectados por la pandemia- muchos rubros sufrieron irremediablemente las consecuencias de estas limitaciones. Tanto los pequeños negocios de barrio, como los locales céntricos, enfrentaron un cierre obligatorio. Algunos artículos pasaron a ser de primera necesidad, por lo que estaba permitida la apertura solo para aquellos que los vendieran. Producto de esto, hubo una gran cantidad de cambios de giro ante el Servicio de Impuestos Internos y nuevas inversiones.

Sin embargo, no todos los locatarios enfrentaron la pandemia y sus restricciones de la misma forma. Muchas áreas y gremios se vieron fuertemente apremiados por las restricciones. Los cierres permanentes durante las cuarentenas afectaron al rubro banquetero, de restaurantes, discos, pubs y centros de entretención en general. También gimnasios, museos, centros culturales peluquerías, bibliotecas, entre otros, sufrieron sus consecuencias. Lamentablemente los espacios de entretención vieron reducidos sus aforos y fueron estos los más perjudicados con el toque de queda.

El comienzo de la odisea

Al principio, las medidas sanitarias fueron enfrentadas con responsabilidad por parte de todos los rubros. Los negocios se limitaron a una atención distinta, los locales fueron adaptándose con barreras sanitarias, con dispensadores de alcohol gel y con medidores de temperatura. Sin embargo, los restaurantes no podían abrir, los pubs y discotecas tampoco y los grandes eventos estaban prohibidos. La odisea comenzó para los locatarios en Ñuble y en el resto del país.

En la capital regional, estos espacios de entretención eran de flujo constante y una parte importante de la economía local de la ciudad. Todos los pubs y discotecas ubicados al interior de las cuatro avenidas y en la periferia se mantenían cerrados día tras día y fin de semana tras fin de semana.

Restaurantes y pubs rápidamente tomaron un nuevo rumbo habilitando entregas a domicilio de sus productos. Otros, como los locales de comida rápida, ya tenían experiencia en los delibery. Pese a todo, seguía corriendo el tiempo y lamentablemente el rubro no se recuperaba con estos esfuerzos. Las manifestaciones del gremio no se hicieron esperar.

Las autoridades no daban respuestas concretas sobre cómo se podrían recuperar los puestos de trabajo perdidos, ni tampoco soluciones respecto al pago de patentes, ni ayudas en el caso de aquellos locatarios endeudados.

La tormenta nocturna

El rubro nocturno rápidamente se vio contra la espada y la pared. Muchos locatarios enfrentaron la imposibilidad de pagar sueldos a sus empleados, también las responsabilidades adquiridas previo a la pandemia y las deudas de sus negocios en momentos en que la inversión cada vez se volvía más difícil de mantener. El paso del tiempo se hizo cada vez más pesado.

Durante 2020 se realizaron velatones en diferentes puntos de Chillán, sobre todo en avenida Argentina. Foto obtenida del Facebook de Gayen Chillán.

Cristian Clavería, locatario en el restobar DGusta, ubicado en el corazón de las 4 avenidas, recordó cómo en un principio se creía que esta sería una situación pasajera y, también, cómo paulatinamente la pandemia y sus consecuencias requirieron de más y más esfuerzos. “Todos en el rubro pensábamos que esto iba a ser una situación de máximo tres meses, pero poco se fue alargando. Cuando notamos que no iba a ser tan poco tiempo, yo tomé la decisión de abrirnos al delibery. Esto fue al segundo mes y la idea era poder sustentar todos los gastos que conlleva tener un negocio cerrado y seguir pagando arriendo y otras obligaciones”.

“El delibery no era suficiente. Estábamos obteniendo un 20% de lo que vendíamos normalmente antes. No era la mejor solución y no alcanzábamos a cubrir todos los gastos, pero era mejor que no estar trabajando”, lamentó.

Rodrigo González, dueño de Club Caramelo, pudo enfrentar los primeros momentos de una forma similar, ya que el reconocido pub también se abrió al delibery. El locatario insistió en que este fue un tiempo muy complejo, que golpeó a todo el rubro. “Tuvimos que seguir pagando sueldos e imposiciones sin producir ni el 10% de lo que estábamos acostumbrados a vender, pero poco a poco, paulatinamente, mientras bajaba la cantidad de contagios y se abría más el comercio, logramos subsistir”.

 En medio de esta complicada situación, tanto Héctor, como Rodrigo y varios otros locatarios, formaron el gremio “Gastronomía y Entretención Chillán” -Gayen-, a través del cual pudieron enfrentar a las autoridades con sus demandas y con sus deseos. De esta forma comenzaron a realizarse las primeras manifestaciones.

Cuando la noche es más oscura

Varios locales de entretención, restaurantes y reconocidos pubs de Ñuble no resistieron la pandemia y sus restricciones. Muchos empleados fueron despedidos en el rubro banquetero y gastronómico, teniendo que reinventarse. Del mismo modo, los empleadores del área también tuvieron que buscar nuevas opciones pasa sobrevivir en fase uno y dos. El gremio trabajó incansablemente por mejorar las condiciones de quienes estaban resultando desempleados, pero el mayor hincapié fue puesto en la cantidad de locales que sin poder funcionar, de una u otra manera avanzaban hacia la quiebra o el cierre de sus dependencias.

Se realizaron las primeras movilizaciones promovidas por Gayen y también actos simbólicos que llamaron la atención de toda la región. Velatones, representaciones teatrales y concentraciones en puntos estratégicos de la ciudad con la idea de abrir el sector económico nuevamente. El resultado fue poco alentador, pero gracias a estas intervenciones, locatarios y empleados de la afectada área de la economía de Ñuble, pudieron reunirse constantemente con las autoridades. Chillán avanzaba a fase dos y retrocedía rápidamente a fase uno del plan paso a paso y este periodo de cuarentenas intermitentes solo dejó experiencias amargas para quienes vieron quebrar sus negocios.

Las terrazas: el sol asomaba ahí afuera

En medio de la agonía de algunos locatarios, la posibilidad de una apertura gradual de restaurantes y pubs con la implementación de terrazas se hizo posible en varias comunas a nivel nacional. En la región, Cobquecura marcaba la pauta con el cierre de sus calles en favor de ofrecer un Boulevard para turistas y en Chillán, Gayen, luchaba por conseguir los permisos y el apoyo de las autoridades.

La ayuda no fue la esperada, pero si se obtuvieron los permisos y las primeras terrazas aparecieron. Uno tras otro, los diferentes locales pudieron implementar sus propias opciones para atención de público en el exterior. Las restricciones no les permitían un aforo superior al 20% del espacio, con distancias de dos metros entre cada mesa y una constante sanitización del lugar, pero sumado al delibery, el rubro poco a poco se volvía a poner de pie.

Cada locatario se rascaba con sus propias uñas, pero el gremio había forjado una red de apoyo mutuo que enriqueció el proceso para todos. En el verano de 2021 un gran porcentaje de miembros de Gayen estaba atendiendo en sus propias dependencias. Sin embargo, una parte del sector dedicado a la entretención en Chillán, las discos y pubs, todavía no alcanzaban su demanda y el tiempo seguir asfixiándoles. A un año de la pandemia, seguían pidiendo ayuda para sus locales.

July Llevul, presidenta de Gayen, señalaba entonces que ni los proyectos a los cuales se podía postular eran una solución, ya que muchos de los locatarios, endeudados, no aplicaban en los requisitos. “Estamos cumpliendo un año que representa el fallecimiento de personas, pero también de locales en el sector económico. Es un año en que con mucha suerte hemos sobrevivido y necesitamos ayuda”, declaraba, pidiendo prorrogas al municipio para el pago de patentes en abril de este año.

La municipalidad permitió la implementación de terrazas afuera de los locales en el caso de haber un espacio para el libre tránsito de las personas. Foto obtenida del Facebook de Club Caramelo.

Fin del toque de queda

El esperado momento llegó en octubre, el toque de queda encontraba a su fin luego de más de un año de restricciones nocturnas y de medidas sanitarias. El plan paso a paso había avanzado hasta la cuarta fase en la mayoría del país y la medida aplicada a la noche parecía dejar de tener sentido. La autoridad sanitaria, por fin en coordinación con el gremio, aportaba las directrices para la apertura de discos y pubs en Ñuble.

Erick Jiménez, seremi de salud subrogante en Ñuble, advirtió a la comunidad de los cuidados sanitarios especiales respecto a este avance y fin de la medida. “El llamado es a seguir cuidándonos entre todos al interior de los diferentes centros de entretención y también en las reuniones sociales, donde se han asociado la mayor cantidad de brotes de contagio. Le recordamos, especialmente a los jóvenes, el lavado de manos y el seguir utilizando la mascarilla en todo momento”, señaló la autoridad sanitaria.

Rápidamente los locales adaptaron sus horarios, extendiendo su funcionamiento regular en toque de queda. Foto obtenida del Facebook de Club Caramelo.

A dos semanas del levantamiento de la medida, la convivencia ha sido la esperada al interior de los locales y discotecas que ya están abriendo sus pistas de baile. Así lo recalcó July Llevul. “Ha sido super bueno. Las discotecas están funcionando sin ningún problema y la gente lo ha recibido super bien, aceptando las medidas sanitarias. Los locales están teniendo buenas ventas y, bueno, nosotros estábamos convencidos de que el toque de queda ya no era necesario”, afirmó la presidenta de Gayen y locataria de La Crepería de Chillán.

Yazmín Ferrada, es garzón en Latinos Bar en el centro de Chillán, donde ha trabajado desde la apertura de las primeras terrazas. Comentó cómo es el funcionamiento del lugar y cómo el público se ha comportado durante el periodo de toque de queda y, ahora, con el levantamiento de la restricción. “Nosotros pedimos carné de identidad, pase de movilidad y le designamos un espacio diferenciado a quienes tienen una o las dos vacunas”, aseguró respecto a las medidas de resguardo para el público al interior del local.

“El horario se ha extendido sin el toque de queda, pero la gente parece haberse acostumbrado al que teníamos cuando este aún estaba. Nosotras intentamos recordar constantemente al público el uso de la mascarilla para transitar al interior del local, pero ha costado un poco el último tiempo. Todos parecen estar más relajados con las medidas sanitarias y luego de un par de cervezas, cuesta un poco más seguir exigiéndoles los cuidados. De todas formas, todo ha funcionado bien y no hemos tenido problemas con las fiscalizaciones”, finalizo.

De este modo, ya sin el toque de queda, la eterna odisea que han enfrentado locatarios y empleados de todo el rubro de entretención en Chillán y Ñuble pareciera llegar a su fin. El paso del tiempo caló profundamente en el sustento económico de muchos dueños de locales que terminaron quebrando y de quienes han sobrevivido a duras penas las deudas y obligaciones. Hoy, todos ellos miran con buenos ojos el levantamiento de la medida que más les privó la posibilidad de funcionar con relativa normalidad y también el público parece estar dispuesto a volver a compartir al interior de los añorados centros de entretención de la capital de Ñuble.

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