Impuesto rosa: la desigualdad de género en la economía

En el mercado existen un sinfín de productos idénticos, de uso unisex, pero muchas veces las empresas hacen una diferenciación de género: puede ser rosado o morado para mujeres; gris, negro o azul para hombres. 

Nos referimos al «Impuesto de Género», gender tax, pink tax o impuesto rosa, entendido éste como el sobreprecio que pagarían las mujeres por los productos similares a los que compran los hombres. Este tipo de desigualdad económica se hace presente en productos específicos con la misma funcionalidad, pero con precios diferidos para cada género. Ejemplo: las máquinas de afeitar, chupetes, ropa de bebé y artículos deportivos. 

Hablemos un poco de historia 

Después de la Segunda Guerra Mundial, muchos productos femeninos, desde la joyería hasta los más íntimos, como las toallas sanitarias, surgieron de una manera fuertemente comercializada en los Estados Unidos, como causa del auge del capitalismo y la crisis post guerra.

Las grandes corporaciones notaron que existía un público femenino predominante -en especial el público femenino adolescente-. Por esta razón, se crearon las versiones femeninas de varios productos en cosas que antes no habían tenido barrera de género.

En 1995 se realizó un estudio de mercado en California, EEUU, sobre los costos de los productos y servicios en referencia al género. En este estudio se descubrió que las mujeres pagaban más de mil dólares  al año por los mismos productos que compraban los hombres. A partir de ese estudio, las autoridades de California tomaron medidas para evitar las desigualdades de género en el precio de los productos. Sin embargo, este hecho lamentablemente quedó aislado y pocos fueron los que se cuestionaron si esto sucedía solamente en la región o si también a nivel global.

Más adelante, en el año 1998, el estado de Nueva York aprobó una ley relacionada con el incremento del costo de productos femeninos, la cual define que está prohibido el aumento de precios en el mercado a juzgar por el género, ya que es considerado como discriminatorio. Dicha ley incluso aplica multas. 

Actualmente, el impuesto rosa tiene un gran impacto. Desde el punto de vista comercial hacen una gran diferencia de precios en los productos según el género. Por ejemplo, una tinta para el cabello de una mujer es 264% más cara que la tintura para el cabello de un hombre, además de productos como la afeitadora, el gel de baño, desodorante, entre otros. También se puede ver en productos como mochilas, juguetes o disfraces para infantes. Uno rosa es más caro que uno negro o azul.

Imagen de: Revista Para Ser Bellas.

Causas de este fenómeno 

Si bien algunas diferencias de precios pueden deberse a costos mayores de franquicias asociadas (caso de juguetes con temáticas de figuras patentadas), hay otros productos en los que sólo el color determina un precio más alto. 

Este problema ha sido estudiado por múltiples organismos a nivel internacional en países como Chile, Argentina, España, entre otros. En México, por ejemplo, la Procuraduría Federal del Consumidor, explicó que este incremento de los precios se relaciona con el costo de inversión que las marcas deben emplear para la presentación, empaque, diseño y publicidad de los productos fabricados para el público femenino.

Resultado de estudios comparativos realizados en Argentina. Fuente: Confederación Argentina de la Mediana Empresa.

En Chile, mientras tanto, Lucas Del Villar, director del SERNAC, sostuvo en una entrevista con Bio Bio Chile lo siguiente: “Las diferencias de precio detectadas también podrían explicarse en función por una disposición a pagar y de la mayor demanda de algunos artículos que están dirigidos a algunos segmentos de la población, por ejemplo, los dirigidos a mujeres”.

Situación en Chile 

El Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC) realizó una investigación en 2019 indica que los productos de categoría de juguetes, artículos para bebés, mochilas, bolsos y maletas, aseo y cuidado personal son los que tienen mayor diferencia de precios dependiendo su público objetivo. 

En este estudio llamado “Estudio prospectivo sobre Impuesto Rosa”, detectó que la diferencia de precio más extrema era de un bolso deportivo marca HEAD, cuyo valor era de $69.990 en color rosado y $16.990 en color negro. La diferencia es de un 311%. Otro ejemplo es un scooter rosado que se vendía a $52.990, mientras que el mismo en color negro con verde costaba $39.900. 

Cabe mencionar que en Chile existe la Ley del Consumidor, la que establece como un derecho básico de los consumidores el no ser discriminados arbitrariamente, lo que quiere decir que “las empresas no pueden hacer distinción sin fundamento entre los consumidores, tales como sexo, raza, condición social o aspecto físico al ofrecer prestaciones de servicios o al vender bienes o productos”. 

El estudio de por sí concluye que:

Las categorías de productos “Juguetes y accesorios” y “Artículos para bebés” fueron las que concentraron la mayor cantidad de diferencias de precios por género, alcanzando a 82 pares de productos entre ambos levantamientos.

  • En el primer levantamiento (250 pares de análisis), un 24% de los productos registraron diferencias de precios por género, de los cuales 73,3% fueron precios más altos para mujeres.
  • En el segundo levantamiento (224 pares de productos), un 21,9% de los productos registraron diferencias de precio por género, de los cuales 81,6% fueron precios más altos para mujeres.
  • Al comparar las diferencias de los precios promedios por categorías de productos, “Bolsos, mochilas y maletas” presentó la variación más alta con un 157,5% para el género femenino.
  • En relación a los productos, un bolso evidenció la mayor diferencia de precios entre géneros, siendo un 311% más caro para el género femenino.
  • Para el género masculino, en la categoría de “Artículos para bebés” eran más costosos los pañales de tela, en un 20%.

En base a estos resultados, las autoridades del SERNAC han propuesto seguir observando las situaciones que involucren desigualdad de género en la economía y, en caso de detectar diferencias o infracciones, el Sernac aplicará las acciones que correspondan para ir en total defensa de los consumidores. 

En venta de productos de aseo e higiene personal, las diferencias de precios podrían explicarse en función de la disposición a pagar y la mayor demanda de determinados artículos dirigidos a un segmento de la población, ocurre que en muchos países se ha generado un movimiento exigiendo a las empresas que equiparen los precios de sus productos dirigidos a mujeres.

Alejandra Herrera es estudiante y demuestra su descontento sobre este panorama: “Me he dado cuenta de algunas diferencias de precios en algunos productos, como las máquinas de afeitar, tan solo por tener una forma ergonómica o por los colores. También lo noto en los cuadernos, los que tienen más diseños suelen ser más caros porque se asume que son para mujeres. Yo creo que es un tema que solamente nos afecta a las mujeres y a nuestro bolsillo”. 

Por otra parte, Jordan Venegas también expresa su opinión ante esto en base a los productos que suele comprar: “Creo que hay notoria una diferencia entre los valores destinados a las mujeres y a los hombres, como los perfumes o vestuario, y pienso que se debe a la imagen consumista de la mujer en ciertos artículos”. 

Ilustración de: Revista Para Ellas.

Consecuencias económicas y sociales 

La abogada feminista Mónica Maturana explica a grandes rasgos desde el ámbito legal este fenomeno economico: “No existe ninguna ley que proteja en específico el impuesto rosa. No obstante, nos podemos basar en un mecanismo legal de resguardo, como lo es la Ley del Derecho del Consumidor, que ha ido evolucionando y alcanzando un avance importante en una protección comprensiva de las necesidades de los consumidores. La diferencia de precios existe. A todas luces que un producto destinado a un género en específico, con precios más caros, que para el otro género es discriminación. En este caso la discriminación es de género.”

Mónica tambien hace el llamado a la conscIencia con este tema: “Como ciudadanos debemos entablar discusiones para llegar a legislar sobre los procesos de discriminación del mercado con respecto a la diferencia de precio en los productos, que si bien existe la Ley del Consumidor y se establece como un derecho del mismo el no ser discriminado por las configuraciones que ahí se establecen, debiésemos avanzar en temas de discriminación por género, aunque sean implícitos, ya que también afecta a la sociedad”. 

El economista René Fernandez detalla las consecuencias de la desigualdad de precios: “Esto tiene que ver principalmente con la demanda que tienen ciertos productos, por eso son más costosos, lo que es contradictorio si lo analizamos con la Ley de Oferta y Demanda. Las mujeres tienen menores ingresos en comparación a los hombres y, además, deben invertir más en cuanto a su salud, compran más artículos y se les cobra más caro. Es un impuesto muy injusto y se deben tomar medidas ante esto”.  

El estudio entrega ciertas recomendaciones para frenar esta desigualdad de género en términos económicos: 

  • Los resultados permiten establecer la existencia de diferencias de precios por género en los precios de algunos productos.
  • Para la muestra de productos considerada, entre los dos levantamientos hubo una pequeña disminución porcentual en la cantidad de productos, que evidencian diferencias de precios atribuidas al género.
  • Si bien algunas diferencias de precios pueden deberse a costos mayores de franquicias asociadas (caso de juguetes con temáticas de figuras patentadas), hay otros productos en los que sólo el color determina un precio más alto.

¿Cuáles son los principales productos donde más se hace notar esta diferencia? 

El análisis detectó que en un 22% de los productos analizados se encontraron diferencias en el valor de acuerdo al género al cual va dirigido. Las mayores se encuentran en la categoría “artículos para bebé”. Del total de los productos que indagó el Sernac, se comprobó que un 18% de las mujeres pagaban más que los hombres y solamente un 3,6% de los hombres pagaban más que las mujeres.

Gráfico extraído del informe elaborado por el SERNAC.

A modo de reflexión, el sociólogo Cristian Núñez entrega su punto de vista sobre el tema: “En la sociedad actual nos acercamos progresivamente a la igualdad tan esperada, tanto en nivel familiar como en el profesional. Creo que como personas debemos adaptarnos al entorno con una preparación y formación de los temas como este que, si bien, perjudican más a las mujeres, los hombres también somos parte de esto y debemos corregirlo”.

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