Los olvidados de la salud mental: trastornos alimenticios aumentan en pandemia

Los cambios que ha implicado la crisis sanitaria en la vida cotidiana de la población ha afectado de manera alarmante sus hábitos alimentarios. Estudios apuntan al confinamiento y aislamiento social como las principales causas tras el incremento en casos de desórdenes en la alimentación.

“Todo lo desembocamos en la comida”, comenta Tamara Bustos, nutricionista del Centro de Salud Familiar (CESFAM) de la comuna de Hualqui. De hecho, en la práctica las alegrías se suelen festejar con una mesa llena o nuestro plato favorito, mientras las penas o estrés pueden inhibir el apetito o resultar en atracones. Los estados emocionales y la salud mental tienen relación directa con los hábitos alimenticios de cada persona. 

Si bien es natural que cualquier alteración nerviosa tenga efectos en nuestra dieta, existen factores genéticos, psicológicos y socioculturales que pueden incidir en presentar desórdenes alimentarios más graves o incluso patológicos. 

Un reportaje de The Wall Street Journal, publicado en junio de 2021, encendió la alerta sobre el aumento en casos de trastornos alimenticios en adolescentes desde el inicio de la pandemia de COVID-19. En él, la red médica estadounidense Eating Recovery Center, especializada en el área, señaló que durante los primeros dos meses de este año la demanda por tratamiento para desórdenes de tipo alimentario aumentó un 90% en relación al mismo periodo de 2020. De igual forma, una publicación de Pediatrics reafirmó el impacto de la crisis sanitaria en los hábitos alimenticios, con relación también a padecimientos de salud mental como el trastorno de déficit atencional (TDA). En España, en tanto, un estudio de la revista científica Nutrients, revelado también en 2021, demostró que las circunstancias socioeconómicas también influyen en el riesgo de llevar una dieta calificada como perjudicial para la salud. 

¿Estamos conscientes de la manera en que periodos de crisis e incertidumbre afectan nuestra salud alimentaria? “Si con algo tan personal como la muerte de un cercano nuestros hábitos se desordenan, eventos externos como una pandemia global pueden impactar aún más”, explica Bustos. En la misma línea, el psicólogo y académico de la Universidad del Desarrollo, Dr. Jaime Silva, en un reportaje publicado por dicha casa de estudios, atribuye el alza en casos de patologías alimenticias al confinamiento y la angustia a raíz del escenario sanitario: “Los desórdenes de salud mental en general se resienten en las condiciones actuales, y los trastornos de la conducta alimentaria no son la excepción”.

Qué hay detrás

Es cierto que la pandemia del COVID-19 ha puesto también un foco en la salud mental. Restricciones como las cuarentenas y la distancia física, así como la vasta cantidad de información en torno al virus y sus efectos, han levantado preocupación por el estado emocional y psicológico de la población. Ansiedad, depresión, trastorno bipolar y por déficit de atención e hiperactividad; estos han sido los diagnósticos más comunes y tratados desde el inicio de la crisis sanitaria a nivel mundial, tanto en atención profesional como en cobertura mediática. No obstante, la preocupación por el impacto del contexto global actual en trastornos alimenticios no había cobrado protagonismo hasta los estudios realizados a mediados de 2021 por diferentes revistas científicas. 

No es aleatorio que las cifras de diagnósticos de desórdenes alimentarios aumenten a la par de nuevos casos de ansiedad o depresión; pues trastornos como la anorexia, bulimia y obesidad tienen directa relación con dichas condiciones psicológicas. Además, factores como el aislamiento social e incertidumbre hacen más probable que se agudicen síntomas previamente presentes, o incluso que nuevos se manifiesten. 

La soledad puede conllevar la aparición de síntomas  de depresión, estrés y ansiedad. Créditos: gentileza USS.

“Encontré en la comida un refugio”, confiesa Alejandra Monsalve, diagnosticada con trastorno por atracón y que empezó a presentar los primeros síntomas durante la pandemia. “No saber si uno puede contagiarse cuando va a salir, si uno seguirá trabajando, si mi familia estará bien, perjudica un montón. Todo eso recayó en mi estado anímico (…) mi distracción era comer”, profundiza. Y precisamente, la condición que aqueja a Alejandra se define como un apetito desenfrenado a raíz del cual quien la padece suele consumir cantidades excesivas e insanas de comida. En la actualidad, Monsalve se encuentra con un tratamiento psicológico que, en sus palabras, le permite vivir mejor y controlar sus impulsos, pese a ciertas recaídas. 

Alejandra pasa las cuatro décadas de edad y pertenece a un grupo etario minoritario en la población de afectados por desórdenes alimenticios, quienes en la mayoría de los casos son adolescentes. No obstante, sí pertenece al sexo que los estudios manifiestan como el más propenso a sufrir trastornos alimentarios y además comparte otro factor ampliamente aludido por especialistas e informes sobre el tema: la angustia por incertidumbre. 

El reportaje de The Wall Street Journal, así como múltiples estudios internacionales y publicaciones académicas enfatizan en la influencia del aislamiento y la sensación de inseguridad en los hábitos alimenticios de las personas. La nutricionista Tamara Bustos concuerda y profundiza:  “Cualquier cambio de hábito va a alterar la dieta de las personas. Entonces, si se trata de algo como una pandemia que trae consigo cierto pánico colectivo y condiciones tan extrañas como la cuarentena, el uso de mascarilla, la distancia, etc. es mucho más impactante”.

Por su parte, Francisco Leal es un estudiante de Ingeniería Comercial recientemente diagnosticado con anorexia nerviosa. Este padecimiento afecta a personas que resultan incapaces de mantener un peso corporal normal para su edad y estatura y que además presentan un miedo irracional a subir de peso.  “El estar encerrado no aporta en la mejoría del bienestar de la persona. Con la ansiedad a veces no da ganas de comer, de hacer nada. Empecé a sentirme un poco más inseguro de mi apariencia y con ello empiezan a surgir pensamientos”, explica. 

El aumento de casos de trastornos alimenticios a raíz de la crisis sanitaria preocupa a expertos como también debería hacerlo a la población en general. Por un lado, si bien existen factores como la genética, edad, sexo y circunstancias socioeconómicas que pueden contribuir a presentar algún tipo de desorden alimenticio; lo cierto es que la pandemia y periodos de incertidumbre generan un evidente impacto en la rutina y dieta de todos. 

En cuanto a las cifras en torno a diagnósticos de alteraciones nutritivas en Chile, el acceso a ellas se complica debido al alto número de pacientes que son atendidos a través del sistema privado de salud sin dejar registro. Existe, entonces, una clara necesidad de estudiar e investigar más a fondo la realidad sobre los trastornos alimenticios en el país y cómo la crisis sanitaria ha influido en el panorama actual.

Cuidado y prevención

Poco a poco la sociedad está tomando en cuenta lo importante que es el cuidado de la salud mental. Con los últimos episodios vividos en el país y a nivel mundial se han visibilizado aún más los casos de inestabilidad, haciendo que este tema esté instaurado en escenario social.

Los Trastornos de Conducta Alimentaria se pueden manifestar a cualquier edad e instancia de la vida. Son diferentes los factores que aquí influyen, como los biológicos, psicológicos y socioculturales, por lo cual no hay una causa exacta del porqué aparecen. A pesar de aquello, existen recomendaciones para poder prevenirla.

Las causas de estos trastornos son diversas y múltiples. Usualmente están vinculados con los malos hábitos alimenticios en la familia o en la educación nutricional que se les proporciona desde pequeños. Sumado a esto, los estereotipos sociales que se han impuesto a lo largo de la historia hacen que las personas se sientan inseguras con sus cuerpos.

Entonces, ¿cómo se puede prevenir y tratar la aparición de estos trastornos? La educación alimentaria y la consulta a expertos es de vital importancia.

El establecer desde pequeños una educación alimentaria y nutricional se ha convertido en una de las grandes demandas por parte de los expertos, ya que cada vez aumentan más los casos de malnutrición infantil. Estas estrategias educativas ayudan a que las personas, a la hora de escoger su alimento, sepan los beneficios y daños que podrían conllevar su ingesta.

Al respecto, Natalia Soto, nutricionista del Cesfam Carampangue, señala que en Chile poco a poco se va reflejando cómo se ha perjudicado la salud de los niños por la falta de una enseñanza nutricional adecuada. “Durante los últimos años hemos visto como aumentan cada vez más los casos de obesidad y desnutrición infantil. Diversos factores influyen en esta estadística. Dentro de ellos está la falta de hábitos saludables en las familias y entornos en el que crece el niño. Producto a la pandemia y episodios de incertidumbre surgen los cuadros ansiosos, lo que una buena educación alimentaria podría prevenir que estos afecten a la salud nutricional de los pequeños”, finalizó la experta.

Según el psicólogo Jaime Silva, los casos de trastorno por atracón ha aumentado un 20% de lo  habitual en sus pacientes. Créditos: gentileza Redacción Médica.

La ayuda psicológica está siempre presente en el tratamiento y prevención de estos trastornos. Vasily Bühring, psicólogo, menciona que los escenarios de incertidumbre y las presiones familiares pueden aumentar el deterioro de la salud mental. De esta forma, hay que tratar para prevenir cualquier tipo de padecimiento, en este caso, los TCA. “Dentro de los síntomas ansiosos que podrían aparecer incluyen cambios en el apetito (dejar de comer o comer más), alteraciones en el ritmo de sueño (hipersomnia, dormir más; o insomnio, no poder hacerlo), sensación de miedo, intranquilidad o indefensión, ataque de ansiedad repentinos, etc.”, finalizó Bühring.

¿Es sano que una persona que padezca de algún Trastorno de Conducta Alimentaria realice rutinas de ejercicios para poder sentirse mejor? Al respecto, Sebastián Vergara, profesor de educación física y personal trainer, menciona que no todas las personas están capacitadas para poder realizar cualquier ejercicio, ya que el hacer una mala rutina podría resultar con consecuencias fatales. “Siempre realizamos una evaluación en conjunto a un nutricionista e idealmente con un psicólogo, ya que el estado físico tiene mucho que ver con el cuidado mental. Por ejemplo, quienes sufren de anorexia tienen una obsesión con el entrenamiento compulsivo, lo que puede ser tremendamente dañino, ya que no tienen la misma resistencia ni fortaleza que una persona “sana” para poder llevarlo a cabo. Siempre es recomendable consultar a expertos para planificar una rutina que esté de acorde a las capacidades y necesidades de estas”, finalizó el profesor.

Todas las recomendaciones expuestas por los expertos se tienen que tomar en cuenta a la hora de trabajar en el fortalecimiento físico y mental de los individuos, lo que puede ayudar a la prevención de un trastorno y mejora en el bienestar de la persona.

En búsqueda de nuevas políticas

El cuidado de la salud mental se ha instaurado en la palestra. Poco a poco va dejando de ser un tabú el hablar sobre los estados anímicos y conflictos mentales que puedan tener las personas. Es importante recalcar que el cuidado de esta depende de distintos factores, los cuales siempre se deben considerar.

 Durante la pandemia se ha registrado un aumento del 30% de casos de TCA en Chile. Créditos: gentileza La Vanguardia.

Los Trastornos de Conducta Alimentaria son uno de los tantos padecimientos que pueden producirse a raíz del mal cuidado de la mente. Sin embargo, estos tienen solución. Las consultas a expertos son fundamentales para poder prevenir y superar el mal momento que vive la persona.

Sumado a lo anterior, expertos señalan que es de vital importancia implementar una educación alimentaria y nutricional en las escuelas, lo que podría ayudar en la batalla en contra de la malnutrición infantil existente en el país, la cual se agrava en estos episodios de incertidumbre.

Chile está en deuda con el cuidado de la salud mental y física de las personas. ¿Esta situación cambiará con la llegada de las nuevas políticas que presentará el próximo presidente? El tiempo lo dirá.

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