Comunidad pañalera: retomando tradiciones antiguas por un mejor futuro

La comunidad pañalera existe desde hace años en Chile, siendo principalmente madres que han optado por otras formas de crianza basadas en el respeto por el medio ambiente a través del uso de pañales reutilizables, y la práctica de principios tales como reutilizar, reciclar y reducir. 

Los pañales, una historia interesante

  Los pañales responden a una necesidad que existe desde la génesis de la humanidad, que es el poder evacuar desechos del cuerpo. Quienes lo utilizan son bebés y personas que no tienen contención de esfínter, a fin de que los desperdicios caigan en un lugar absorbente y puedan ser botados a la basura con facilidad. 

  A lo largo de la historia, los pañales han mutado en sus diseños y materiales. Tal como plantea el Centro de Actividad Regional para el Consumo y la Producción Sostenibles (SCP/ RAC), de forma histórica se ha podido observar que sociedades antiguas como los Inuits, pueblos originarios que habitaban las regiones árticas de América del Norte, utilizaban piel de foca para la confección de prendas tipo pañales, o los incas utilizaban piel de conejo, así como también otros elementos de la naturaleza como musgo, plantas y pastos secos. 

  Acorde a Jenn Reinhardt, creadora de la web AllAboutClothDiapers.com, en una publicación hecha para el sitio Crianza Natural, a finales de 1800 se introdujo el uso de una versión base de los pañales de tela, siendo nada más que un rectángulo hecho de lino, algodón o un material símil sujeto con alfileres de gancho. Estos fueron puestos en el mercado para su venta en masas por Maria Allen en 1887.

  Luego de esto y hasta los años cuarenta, continuaron utilizándose pañales creados a partir de telas, gasas y paños de algodón, industria que se vio fuertemente golpeada por la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), al verse disminuida la producción de algodón, lo cual hizo aparecer versiones de otros materiales. Junto a esto y debido a la introducción de las mujeres a la fuerza laboral, se hizo común el servicio de limpieza de pañales, en donde las prendas sucias eran recogidas de casa, se lavaban y eran devueltas por un módico precio. 

  Fue en Suecia en el año 1942 que fue lanzado al mercado el primer pañal creado con fibras de celulosa, cuya popularidad descendió luego de que las consecuencias económicas de la guerra se controlasen.

  El surgimiento de los pañales desechables se le atribuye a Marion Donovan, ama de casa estadounidense, quien en 1946 dio vida a los llamados boaters, creados a partir de cortinas de baño que eran cortadas en forma de sobres en los que se podía colocar un apósito de tela u otro material en su interior a fin de que absorbieran los desechos, creando así esta capa de separación que permitía aislar y retener de mejor forma las necesidades de los bebés. Este invento fue patentado por su autora y comenzaron a venderse a baja escala.

Crédito: Kodigomalva.com // Una vez patentado los boaters, Marion Donovan comenzó a venderlos en la tienda Saks en la Quinta Avenida de EE.UU

  Hasta la década de los cincuenta, los pañales desechables aún eran de bajo uso, siendo considerados como un artículo de lujo que se utilizaba en contadas ocasiones como viajes o paseos. Fue en el año 1961 que la industria de los desechables despegó cuando la compañía Procter & Gamble sacó al mercado los Pampers, luego de comprarle la patente a Donovan.

  Saltando a la década de los setenta, los pañales de un sólo uso comenzaron a popularizarse y a ser más accesibles en costo debido a que empresas como Kimberly Clark y Johnson & Johnson se introdujeron al mercado pañalero, generando una mejor oferta para las compradoras, así como otras innovaciones, por ejemplo, el tener cintas de papel adhesivas a los costados. 

  En la década de los ochenta, la industria dedicada a hacer apósitos para retener los desperdicios de bebés tuvo un vuelco con el uso de polímeros super absorbentes, popularizando aún más la venta de los desechables en una sociedad en la que aún los pañales reutilizables contaban con extendido uso. Fue en este mismo lapso de tiempo que iniciaron los cuestionamientos sobre el paradero y el impacto medioambiental que tendrían los pañales usados, los cuales comenzaron a acumularse en vertederos de forma exponencial al crecimiento de su popularidad y acceso. 

  Es desde este punto que el debate sobre qué tipo de pañal es mejor y más recomendado comienza a darse. Hoy en día, muchas personas están optando por volver al origen del “pañaleo”, con reutilizables que actualmente se han perfeccionado en su diseño, siendo no sólo más atractivos estéticamente por sus colores y diseños, sino también más cómodos para el bebé, más prácticos para las madres, más fáciles de lavar, y con la promesa de que se contamina mucho menos y el costo es más asequible una vez hecha la inversión inicial. 

Comunidades pañaleras: Unidas por la maternidad, el medioambiente y los bebés

  Desde que el uso de los pañales de tela volvió a estar en la palestra como tema, aproximadamente en los años noventa y 2000, muchas madres comenzaron a unirse formando una comunidad para intercambiar tips, información, apoyo e inclusive pañales de tela usados para reutilizarse. Todo lo anterior en torno al “pañaleo”, término acuñado de forma informal por estos grupos, que se define, tal como relata Daniela Fonseca, madre de la comunidad quien tiene un emprendimiento de pañales reutilizables de nombre “Leoncito Ecotejidos”, como el utilizar pañales de tela para el bebé.

Comunidad pañalera en Chile, una iniciativa en crecimiento

  Graciela Sepúlveda es una de las administradoras de la comunidad en Facebook en torno a los pañales de tela creada en noviembre de 2015, que corresponde a uno de los grupos más grandes de Latinoamérica sobre el tema al cual inclusive se ha sumado gente de otros países.

  El grupo partió por la práctica pañalera de mujeres como Graciela, quien desde que quedó embarazada en 2013 comenzó a incursionar en el mundo de los paños reutilizables a fin de evitar la contaminación asociada a los desechables. Declara haber utilizado depósitos de tela desde que su hija nació, los cuales partió comprando en distintos lugares hasta que tomó la decisión de fabricarlos por sí misma, al tener dificultades para encontrarlos en el comercio de la época. 

  Fue de este suceso que nació su emprendimiento de pañales reutilizables llamado “Zivita”, solventando la demanda creciente de este artículo que muchas veces emanaba de personas de su mismo entorno, quienes cuenta halagaban de gran manera los apósitos que tenía para su bebé. 

Crédito: Eluniverso.com // En la actualidad existen más de veinte variedades en pañales de tela, acorde al nivel de absorción, materiales y diseño, sea todo en uno o desarmables.

  Daniela Fonseca llegó a la comunidad a través de una amiga quien le habló del tema cuando ella estaba gestando. Estando desde 2019 en esta red, define a la comunidad pañalera como un grupo basado en la colaboración, en donde muchas madres ya expertas en el “pañaleo” ofrecen ayuda y apoyo para aquellas madres y padres que están recién incursionando en el mundo. 

  Respecto a la dinámica de la colectividad, afirma que una de sus cosas favoritas es la ausencia de juicios por parte de los miembros hacia aquellas madres que haciendo lo mejor posible, no tienen las herramientas, el tiempo, o no se les hace cómodo “pañalear” de tiempo completo, generando un espacio de entendimiento que aúna a personas desde distintas veredas. 

  Respecto a la conformación de la comunidad, Graciela declara que son personas con distintos intereses y motivos para unirse, desde gente llamada a tener prácticas de “pañaleo” por conciencia ambiental, por ahorro monetario, así como también por temas de salud como es el caso de bebés que sufren afecciones en la piel que se ven complicadas por el uso de pañales desechables. Este último fue el caso de Noelia Jaque, madre parte de la comunidad quien se unió e inclusive desarrolló también un emprendimiento a causa de una dermatitis fulminante sufrida por su bebé por el uso de desechables. 

  En cuanto a aquellos que se unen por motivos medioambientales, Sepúlveda afirma que tienden a ser más planificados. En muchos casos son padres que desde la gestación han estado adquiriendo información y paños para la llegada de su bebé, entendiendo que el costo inicial de “pañalear” tiende a ser alto en un inicio, siendo una inversión a futuro ya que luego esos mismos insumos son utilizados a lo largo del crecimiento del niño o niña hasta que finalmente aprendan a ir al baño.

Créditos: anabelavila.com // En la actualidad, jardines y guarderías están planteando iniciativas de sello verde, haciendo la opción de utilizar pañales de tela de forma completa más fácil para las madres

  En cuanto a cantidades, dado por la experiencia y el estudio, Graciela afirma un estimado de 15 pañales necesarios para todo el período en que el bebé los necesite. Esto se debe a que existen modelos aptos para el recién nacido que luego se transforman y crecen con el menor. Así mismo, se debe tener el cuidado al momento de dar a luz de ver si en el centro de salud aceptan el uso de pañales reutilizables, así como también tener en consideración que en las primeras deposiciones los bebés botan el meconio, el cual cuesta mucho limpiar de las telas.  

  En términos de los valores y principios que se manejan en el grupo, pese a lo heterogéneo que es, Graciela Sepúlveda declara que se forma una especie de tribu que resulta enriquecedora para todas las partes, en donde se ofrece ayuda y contención. Afirma que el “pañalear” genera un cambio en las personas a nivel de su vida cotidiana, poniendo en práctica en la rutina diaria lo que es la conciencia del agua, la reutilización, el rechazar el plástico de un solo uso, y el manejar prácticas como el trueque, donación de pañales para su uso entre otras actividades sustentables.

Gran cambio, una actividad por la humanidad

  Desde hace ya cinco años, Graciela junto a otras mujeres de la comunidad pañalera han organizado la actividad apodada “Gran Cambio”, que consiste en una jornada de talleres y charlas para promover la vida sustentable y el uso de pañales de tela en la que participan diversas ONG y emprendimientos que se rigen por el principio zero waste, es decir, basura cero, y la conservación de la naturaleza. 

  Para su organización, estipularon como fecha de realización el 22 de abril, el día de la Tierra, desarrollando la jornada durante el mismo día o lo más próximo a este posible. Debido a la pandemia y la imposibilidad de reunir a personas físicamente, el último año en que se realizó la actividad de forma presencial fue en 2019, en donde de forma histórica lograron su desarrollo de forma simultánea en 11 ciudades de Chile (Arica, Coquimbo, San Felipe, Valparaíso, Santiago, Talca, San Carlos, Concepción, Villarrica, Valdivia y Puerto Montt)

¿Cuál es el impacto medioambiental del uso de pañales reutilizables? 

  El impacto medioambiental de los pañales es un tema de debate de larga data. En esto, los desechables se posicionan como un gran contaminante, con tiempos de degradación de aproximadamente 500 años, los cuales pasan en su mayoría en vertederos o directamente en el mar. En esto y en base a su conocimiento, Daniela Fonseca afirma que un bebé que sólo utiliza pañales desechables produce alrededor de 2 toneladas de basura en un lapso de tres años.

  Si bien el uso de pañales reutilizables se plantea como una mejor opción, la conciencia sobre el origen de los materiales y su confección es un factor importante a tener en cuenta si se desea que el “pañaleo” sea sostenible. En base a su experiencia teniendo un emprendimiento de paños y tejidos, Daniela Fonseca afirma que muchos insumos e inclusive pañales ya confeccionados son importados desde otros países, principalmente EE.UU y China, generando un costo planetario asociado al uso de combustibles fósiles, a la huella de carbono por el transporte, así como también el no tener conocimiento sobre las condiciones en que fueron fabricados los artículos.

  Por otra parte, los pañales reutilizables contribuyen a la contaminación del aire, y un mayor uso de energía y agua, así como su impacto en la demanda de algodón, que en la fabricación de sus telas también utiliza agua, combustibles y pesticidas. 

  Frente a esto, Karen Daza, ingeniera ambiental afirma sin dudas que la mejor opción siguen siendo los pañales reutilizables, en concreto, aquellos elaborados con fibras naturales. Esto, ya que afirma que los desechables producen un gran daño medioambiental, agotando recursos no renovables como los combustibles fósiles, así como también recursos renovables como el agua o la biomasa. Junto a esto, declara que el punto más grave yace en la generación de residuos no biodegradables, ya que como se mencionó previamente, el tiempo de uso de un paño es mínimo en relación a la cantidad de años que pasa en un vertedero, en donde contamina aguas y suelos, sumado además a las consecuencias de salud para las personas que viven en proximidad a estos depósitos. 

Niños y el medioambiente: aprender a cuidar la Tierra desde los pañales

  Como último eje de impacto del “pañaleo” están las infancias. Jorge Pinto, psicólogo, afirma que el uso de pañales reutilizables, así como las prácticas y saberes asociados a ello son sumamente beneficiosas para los niños y niñas, quienes en la etapa de uso de paños reciben mucho aprendizaje, especialmente de sus seres de confianza como madres y padres. Por esto, el que estas figuras de protección tengan ciertas prácticas y hábitos, será interiorizado por el menor, enseñándole así desde la primera infancia la importancia y el cuidado del medioambiente. 

  El uso de pañales reutilizables es sin duda una práctica antigua que en la actualidad está volviendo con mucha fuerza, siendo una tendencia positiva en tanto se haga con conocimiento y responsabilidad. Son muchas ya las madres que han decidido cambiarse a paños de tela, teniendo siempre como eje el cuidado del medioambiente, la economía personal y el bienestar de las infancias. 

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