El impacto de la cultura nipona en Chile

Más que ramen y kimonos. Más allá de lo kawaii, los terremotos y Godzilla, Japón es un país asiático con una historia milenaria. Se le considera una de las grandes potencias mundiales junto a China y Estados Unidos, pues destaca en todos los ámbitos: sociedad, política, comercio, tecnología, incluso gastronomía.

Por Bárbara Cartes Valderrama.

Japón cambió la visión de muchos países y culturas, e inspiró todo tipo de representación artística y urbana en el mundo. Basta con fijarse en los dos volúmenes de Kill Bill de Quentin Tarantino. Pero el mercado estadounidense no es el único que puede inspirarse en la vida japonesa. Siendo una nación con costumbres y dialecto diferentes a su vecino lejano Chile, es totalmente válido cuestionarse ¿Cómo llegó una industria tan lejana y diferente a penetrar en la sociedad chilena?

En Latinoamérica, la migración y el intercambio cultural también es potente. Según datos de la Embajada Japonesa en Chile, para el año 2015, en Sudamérica ya existían 2 millones de nikkei (descendientes japoneses) viviendo en doce países distintos y de los cuales al menos 2 mil se encontraban en territorio chileno.

La conexión entre ambas naciones

A pesar del contexto histórico y bélico, la relación entre países no es algo que ocurrió en el último siglo. Así lo explica Paulo Delgado, fundador y presidente de Japonistas Chile, un medio digital dedicado a la difusión de la cultura japonesa en el país. Él señala que luego del retorno a la democracia y reapertura hacia la globalización, Chile vio a Japón como un ejemplo, al convertirse en una nación que logró superar los estragos de la guerra y mostraba al mundo su gran potencial.

“Son más de 120 años de relación entre ambas naciones, y me atrevería a decir que el imaginario actual sobre Japón en torno al anime, manga, video juegos, sushi, geisha y samurái terminó de construirse en gran parte aquí”, añade.

Yokohama es uno de los principales puertos japoneses donde zarparon embarcaciones de inmigrantes Latinoamérica. Créditos: Ujibashi.

Aunque las comunidades japonesas no llegaron en gran número como si ocurrió en otros países, sus tradiciones lograron interesar a los nativos, ganando un espacio en este extremo del mundo. Además, las relaciones de comercio y cordialidad entre ambos estados son algo que se mantiene. En 2014, Chile se convirtió en el tercer socio comercial latinoamericano de Japón, asimismo, este último es actualmente el principal socio comercial asiático en el país.

¿Son las tradiciones opuestas entre sí? Realmente no tanto, porque ignorando el idioma y la historia política, ambas naciones tienen elementos parecidos. Uno de ellos es la cultura sísmica, con ambos siempre atentos a un posible desastre natural como terremoto o tsunami. En cuanto a la cosmovisión de ambos pueblos frente a la vida y la muerte, gran parte de la cultura nipona como la mapuche están influenciados por el sintoísmo, es decir, la creencia de espíritus o dioses en distintos ámbitos.  

“La figura materna o matriarcal también es importante en ambas culturas, entendiendo a la familia como base de la sociedad. No obstante, en ambas el machismo sigue estando presente generando diferencias en la educación y laborales”, señala Andrea Ladino, editora general de Japonistas Chile. Lo que se consideraba una civilización cuyo único punto de interés estaba en conocer sus tradiciones y leyendas, también atrajo a los chilenos en cuanto a la cultura pop. Un término que engloba aspectos como la danza, música, cine, festivales, comida, entre otros.

El auge de la Cultura Pop

No todos los chilenos pueden decir que conocen Japón desde dentro, porque lo notorio en suelo nacional es gracias a los productos que se consumen y utilizan diariamente, y que algunas veces son la versión chilenizada (como el sushi con palta). Sin embargo, el interés por la cultura nipona está muy latente también gracias a que las posibilidades de viajar (ignorando el factor pandemia) cada vez son más accesibles, tanto para quienes sienten la curiosidad de vacacionar en un lugar distinto o bien hacer carrera en una de las metrópolis más influyentes del mundo.

Ese fue el caso de Francisca Rojas, una chilena que difunde contenido sobre viajes en la plataforma TikTok. Francisca cuenta que fue influenciada por el cine animado, y que apenas le fue posible salió a conocer el mundo, enamorándose de Japón. “Desde que era muy chica me gustaban bastante las películas de Studio Ghibli. Siempre veía como mostraban la naturaleza, la comida y la cultura a través de las películas y quería conocer todo eso”, explica.

Aunque el producto Japonés llegó a Chile en variedad de servicios, objetos, colores y precios, la animación, el manga y los videojuegos han sido el acercamiento principal de las últimas generaciones. ¿Cuándo partió exactamente? No existe fecha exacta, pero destaca que a partir de los años 80 la televisión Chilena comenzó a transmitir caricaturas y series que ya en otras partes del mundo habían causado interés. Títulos como Heidi, Marco, Candy, entre otros, que aparecieron primero y fueron vistos por los padres y abuelos de nuevas generaciones que hoy forman parte de una base de fans de gran peso cultural y social.

En Chile, el canal de televisión por cable ETC es el encargado de transmitir series japonesas dobladas al español. Créditos: ETC.

Ese es uno de los aspectos más significativos para comprender el porqué de la influencia nipona en Chile y Latinoamérica. Jóvenes y adultos que se sintieron identificados con estas producciones, luego las llevaron a sus carreras universitarias y potenciaron el vínculo en las diferentes especialidades: Literatura, filosofía, ciencias, entre otras. “Pienso que este interés está cruzando las generaciones: los más jóvenes están replicando con más ganas lo que sus padres hacían hace 10 años atrás. Es cosa de ver como las nuevas generaciones ya ven anime en su idioma original, cosa rara en nuestros tiempos”, comenta Oriel Palma, líder de Hola Japonés, un proyecto nacional que imparte clases de idioma Japonés y desarrolla otras actividades relacionadas con su cultura.

“Por otro lado, tengo amigos cercanos ya piensan alguna vez estar en Japón con sus hijos. Japón está haciendo un llamado de manera indirecta a que ames su cultura sin siquiera abrir un atlas o un libro de historia apoyada por la industria del turismo y del animé. A esto súmale el trabajo de las redes sociales que no existían hace 15 años atrás y que están maximizando las maravillas que podemos encontrar”, añade.

Un cambio en la forma de percibir Japón

Aunque elementos como el manga, el cosplay, y por supuesto, el anime, son corrientes que pegan fuerte en Chile, no siempre fue así. Hace un par de años existía (y existe en menor medida) cierto estigma social contra quienes se interesaban por la cultura nipona desde estas perspectivas. Los prejuicios generaban cierto rechazo, sin embargo, la visión ha cambiado a tal punto que en las calles del país siempre hay presente un pedazo de Japón: desde personas con ropa distintiva de sus personajes favoritos, tatuajes de origen oriental, locales de comida, etcétera.

Para el psicólogo penquista Camilo Aguilera, la percepción hacia la cultura japonesa no solo en animación y videojuegos, sino que en general ha cambiado.  “Antes era bastante mal visto por ser algo nuevo o extraño. Pero como se ha convertido en una moda actualmente, tanto el anime como la cultura japonesa, las personas ya son mucho más aceptadas. Se nota en los colegios y cómo los chicos lo expresan de una forma más abierta”, explica.

Actualmente y debido a la pandemia, las fronteras de Japón se mantienen cerradas para los turistas. Créditos: Tamara Arriagada.

Una identidad influyente en la moda y toda otra forma de expresión. Personas de todas las edades y zonas en Chile quieren un poco de Japón con ellos, por lo que el estudio del idioma Japonés, el consumo de material audiovisual, e incluso la ropa es algo que los ayuda demostrar su admiración.

“Yo creo que parte desde la industria audiovisual que muchas personas quieran ir a Japón. Antes se veía como algo raro y la gente realmente desconocía lo que había detrás. Por ejemplo, yo trabajaba en un local de ramen acá en Chile y mucha gente comenzó a venir porque lo habían visto en el anime y querían aproximarse a la cultura”, señala Francisca.

Aunque sentarse a ver los mil capítulos de One Piece no es la forma de aprender sobre Japón, si hay que reconocerle el mérito de lograr que tanto niños como adultos estén actualmente estudiando japonés a nivel histórico, idiomático o bien, que piensen en cómo sería conocer un poco más de lo que muestran las animaciones que, obviamente, son una adaptación mucho más informal de lo que significaría interactuar con la comunidad Japonesa.

Para el equipo de Hola Japonés, el hecho de que las personas consuman primero este contenido y pasen a interiorizarse más sobre los diferentes aspectos culturales del país asiático, es una buena oportunidad gracias a su fácil acceso. Actualmente existen plataformas dedicadas a la difusión de cine, series y novelas japonesas, tanto Netflix como Crunchyroll son algunas de las más populares.

“El manga y los videojuegos también son un buen inicio para conocer las características propias de este país, debido a que las historias se nutren bastante de su propia cultura tradicional”, comenta Oriel. Pero aun cuando el país del sol naciente brilla más que nunca en las redes sociales de Chile y el mundo, como todo en la vida, no se debe idealizar. Todas las realidades son cambiantes e impredecibles, y a pesar de sus avances, a lo largo del territorio nipón no siempre hay magia y ninjas.

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