El sistema frontal y los feriantes: una realidad poco conocida

Durante las últimas semanas, la región del Biobío ha visto un alza considerable en la cantidad de precipitaciones, además de las bajas temperaturas y los vientos que han causado grandes conflictos, para una gran cantidad de personas, sin embargo, uno de los grupos más afectados resulta ser aquellos que su trabajo no cuenta con un espacio que los resguarde del frío y las lluvias.

Las ferias libres son una gran fuente de abastecimiento de distintos productos básicos, como frutas, verduras e incluso artículos de limpieza, siendo una de las opciones preferidas por muchas personas para realizar compras semanales. Además, estas normalmente se realizan en diversos puntos de las comunas y durante días específicos, para cada sector, una opción de fácil acceso para aquellos que viven alrededor del lugar en los que se ubican, lo que significa un alivio, por ejemplo, para los adultos mayores, quienes pueden acceder de manera sencilla y no hacer traslados en buses, viéndose obligados a cargar peso, volviendo sus viajes en locomoción colectiva bastante engorrosos.

Sin embargo, sin entrar de lleno al invierno aún, las precipitaciones han sido un tema bastante recurrente, debido a que la lluvia, si bien es necesaria, suele alterar la rutina de muchas personas, además de causar incomodidad en otras. Pero, obviando lo incómodo que puede resultar el mal tiempo, para la gran mayoría, hay un sector de la población que se ve afectado de sobremanera, los feriantes. Estos trabajadores son los principales afectados con los sistemas frontales, en donde pueden pasar semanas sin trabajar de manera normal, obligándolos a tomar pausas o realizarlo en condiciones sumamente precarias, debiendo instalar sus puestos en zonas que están inundadas o con mucho barro.

Esto genera que no solo pierdan ventas por no poder trabajar con el ritmo que están acostumbrados, además pierden mercancía, en el caso de aquellos que trabajan con alimentos perecibles, lo que los lleva a tener que deshacerse de gran cantidad de productos, lo que se resume en pérdidas para los dueños del puesto. Sumado a esto, en el caso de algunos feriantes, suelen vender hortalizas de la zona, por lo que no solo se ven afectados ellos, sino de igual manera los agricultores de la región. “Nosotros con mi señora, traemos la mayoría de verdura de Cosmito, pero, incluso ellos, tienen problemas para cosechar, es peligroso andar por el sitio cuando está todo lleno de barro y como no podemos venir a trabajar, tampoco podemos pedirles tanto por semana, al final es pérdida para ambas partes”, comenta Gonzalo Fuentes, quien ha trabajando en las ferias libres de Talcahuano, alrededor de cinco años.

Feria libre realizada en sector Denavi Sur, puestos con pozas de agua y barro, debido a las lluvias de días anteriores.
Fotografía por Francisca Heredia.

¿Qué sucede con aquellos que tienen más trabajadores?

A los dueños de los puestos más grandes, de igual manera, les preocupa la situación, debido a que no trabajan solos, tienen a más personas con ellos que deben recibir su sueldo para el sustento de sus familias. Ante esto el vicepresidente del Sindicato de Trabajadores Independientes N°3 de Ferias Libres de Talcahuano, Alfredo Herrera se refirió a esta situación. “Acá no solo trabajamos nosotros que pagamos la patente, tenemos a otros detrás, trabajamos con mucho extranjero que necesitan plata para mandar a su país o pagar sus cuentas básicas, igual que nosotros, además no están tan acostumbrados a la lluvia, el frío y el barro como los que llevamos años metidos en las ferias”, señala además, que los cambios de temperatura o las filtraciones entre los toldos les resulta bastante difícil, debido a que los expone a enfermarse y estando enfermos se les imposibilita trabajar.

Una gran cantidad de adultos mayores trabajan en las ferias libres, quienes son el principal grupo de riesgo para las enfermedades respiratorias.
Imagen obtenida de Radio Universidad de Chile.

Otros productos, mismo problema

En el caso de las personas que se dedican a la venta de artículos de limpieza e higiene es aún más complejo, debido a que muchas veces deben mantener gran parte de los artículos guardados en los vehículos, muchos de los artículos podrían resultar dañados, si están en contacto con el agua, el papel higiénico, papel de manos e incluso pañales y toallas higiénicas, pueden resultar en una pérdida total, si por algún motivo, tuviesen un agujero en el empaque y el agua entrara por ahí.

Este es el caso de Ana Muñoz, quien ha trabajado en distintos rubros dentro de las ferias libres y que, actualmente, se dedica a la venta de estos productos para el hogar, señala que, “es un trabajo difícil y la gente lo mira en menos muchas veces cuando uno dice que es feriante, pero es sacrificado, nosotros nos levantamos alrededor de las tres de la mañana, a las cinco ya estamos empezando a bajar las cosas y a las ocho tenemos todo listo para que las personas compren”, sacrifican el tiempo con sus familias, vacaciones e incluso cumpleaños por trabajar y buscar el sustento para su hogar, donde sus hijos, cuando las condiciones climáticas lo permiten, asisten con sus padres y conocen la difícil labor que significa trabajar en las ferias libres, sobre todo de la región de Biobío.

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