El congreso, tras la solicitud presidencial, aprobó una nueva extensión del Estado de excepción constitucional. Situación que se ha vuelto reiterativa el último tiempo, teniendo en consideración la -supuesta- intención de dialogar por parte del ejecutivo, que no se ha concretado.

Cosmovisiones distintas

El conflicto entre el estado chileno y el pueblo mapuche es un problema añoso que, contrario a lo que pueden predecir, está lejos de encontrar solución. Cabe hacer énfasis en que la violencia desatada en la “Macrozona sur”, sólo es la cara visible de un problema más bien de cosmovisión.

El término cosmovisión hace alusión al hecho de que todos los ámbitos de la vida están regidos por una creencia o convicción personal, la cosmovisión mapuche es distinta -e incluso- opuesta a la occidental, que está más ligada al cristianismo y al capitalismo como tal.

Por lo tanto, al chocar las formas en que el estado chileno, como ente que representa al pueblo chileno y el pueblo mapuche ven la existencia, surgen los problemas. Como ejemplo, la tierra para los mapuches tiene un significado sacro y ellos toman sólo lo que necesitan de ella; el estado chileno explota la tierra para obtener productos a un nivel de producción industrial, hay una diferencia abismal de perspectivas.

¿Dónde está el peligro?

Si vamos a situaciones complejas como las tomas de terrenos que, bajo la creencia mapuche, pertenecen a ellos de forma ancestral; la recuperación de estas mediante las armas no lo tipifican como delito ni transgresión a sus normas. Sólo están tomando lo que les pertenece.

Estas acciones son ilegales bajo el alero de las leyes chilenas, porque legalmente las tierras tienen dueños que pagaron y firmaron contratos para detentar dentro de sus bienes estas propiedades. Lo que les permitiría disponer de ellas en la forma que les parezca más conveniente, sin que -en teoría- les puedan ser arrebatadas de alguna manera.  

Considerando la moralidad, que es un valor profundo en los seres humanos y que puede relativizarse según el credo. Lo que el estado chileno sopese como indebido, inapropiado, inmoral o -derechamente- delictual; para el pueblo mapuche no lo es, porque la finalidad de sus actos no transgrede sus creencias.

Un mal augurio

Puede parecer inofensivo que alguien crea en divinidades distintas, que asocie o no la trascendencia del ser después de la muerte o que simplemente no crea en una divinidad. Pero estas diferencias se vuelven peligrosas cuando la violencia, la intolerancia o los fines chocan de forma directa y ninguno de los bandos está dispuesto a ceder.