El desarrollo del pensamiento crítico para una sociedad coherente

Parecería reiterativo preguntarse cada cuanto uno se cuestiona lo que sucede a su alrededor, pero la verdad es que es sumamente importante para el desarrollo del pensamiento crítico, proceso fundamental para formar una sociedad equilibrada.

Durante los últimos años, el país ha estado bajo diversas discusiones de relevancia social, las cuales en ocasiones han sido tildadas de basarse en mentiras y desinformación. Es por esto que se ha hecho relevante identificar en qué nivel y como se ha ido desarrollando el pensamiento crítico de las personas, sin importar las preferencias políticas o los intereses específicos, ¿cuánto se cuestiona la información que llega a través del contenido que consumimos?

Para llegar a esa respuesta, lo primero es preguntar ¿a qué se refiere este concepto? Según Educar Chile, a través de su sitio web, “el pensamiento crítico es el juicio autorregulado y con propósito que permite llevar a cabo un proceso disciplinado, activo e intelectualmente hábil para la conceptualización, aplicación, análisis, interpretación, síntesis y/o evaluación, e inferencia de información recolectada o generada, como guía para la creencia y la acción”.

¿Cómo desarrollar un pensamiento crítico?

Las habilidades que conllevan al proceso que señala EducarChile no aparecen de un momento a otro, sino todo lo contrario, se van desarrollando a través del tiempo y son adquiridas desde pequeños a través de las dinámicas en las que se enseñan los contenidos de cada asignatura durante el periodo escolar. Carlos Valencia, rector de los establecimientos educacionales Seminarios San Rafael bien lo sabe, es por esto que junto a su comunidad escolar participan de un programa a nivel nacional para fortalecer el pensamiento crítico llamado Gen Universal, iniciativa impulsada por el Núcleo Milenio ERIS. 

“El pensamiento reflexivo, como prefiero llamarlo, es una tarea permanente. La reflexión crítica implica que el joven o adulto pueda realizar una evaluación de la situación, cuestionar las ideas preconcebidas y visiones personales, proponer acciones potenciales y alternativas. Esto toma especial relevancia en tiempos donde la educación hace su tarea en medio de la incertidumbre que llegó para quedarse y una sociedad en que el conocimiento e información crece de manera exponencial”, comenta Valencia.

El desarrollo del pensamiento crítico consta de diferentes etapas y niveles, según www.asana.com estas se identifican como:

1. Identifica el problema: qué es lo que se quiere mejorar o resolver. Para esto se pueden hacer preguntas como ¿qué está pasando? O ¿por qué? Parte fundamental de las habilidades del pensamiento crítico es llegar a respuestas objetivas, por lo que a estas preguntas se puede agregar, ¿estoy teniendo algún sesgo respecto a esta circunstancia?

A través de los pasos del pensamiento crítico se desarrolla la observación, comparación, relación, clasificación y descripción. Fuente: escuelasinfantilesvelilla.com.

2. Investigar: cuando ya se tiene una visión general del inconveniente que se desea solucionar, es hora de recopilar información, datos, estadísticas y todo lo que se pueda conseguir respecto a la problemática y situaciones cercanas o parecidas.

En este punto es de suma importancia el buscar diferentes puntos de vista, ver si choca la información y analizar el por qué, para no sufrir sesgo en la toma de decisiones. 

3. Ordenar la información: es de suma importancia clasificar la información según la relevancia que tienen para enfrentar el problema que se desea solucionar, ya que de nada sirve tener múltiples archivos y libros llenos de contenido sin saber cuál es la relevante y que es lo que aporta al objetivo final, que es encontrar una respuesta. Para esto puede ser muy útil el sintetizar lo que dice cada postura y se puede ordenar respondiendo preguntas como ¿cuán importante es esta información?, ¿qué tan confiable es esta información?, ¿esta información está actualizada?

4. Hacer preguntas: como ya se puede identificar en los puntos anteriores, es de suma importancia para el pensamiento crítico el estar constantemente cuestionándose. Para mantener la objetividad, en este proceso, es necesario replantearse en todo momento, ya que existen los sesgos cognitivos, los cuales son respuestas rápidas que simplifican la resolución de problemas basándose en experiencias previas. Aún así, se deben intentar evitar y hacer preguntas como ¿hay creencias personales que generen suposiciones?, ¿existen variables que no se han considerado?, ¿he evaluado la información desde todas las perspectivas?

5. Encontrar una solución: con todo lo antes mencionado, a estas alturas del proceso se puede identificar las variables y como estas generan causa y efecto, de esta forma lograr llegar a la o las conclusiones más objetivas. Este proceso responde a problemas complejos, por lo que puede haber más de una solución y no necesariamente la más sencilla, pero sí una informada y teniendo en consideración las diversas aristas.

6. Presentar soluciones: la comunicación es esencial dentro del pensamiento crítico. No es suficiente pensar para uno mismo, también es importante compartir las conclusiones con otras personas, más aún cuando existen varias soluciones.

7. Analiza tu decisión: una vez implementado los resultados del proceso, es importante volver a observar e identificar si se han resuelto las problemáticas iniciales, para así definir las características que podrían mejorar.

Actualmente, el pensamiento crítico se encuentra dentro de los objetivos del currículum nacional. Fuente: Soria TV.

“Es fundamental que los estudiantes se conecten con la curiosidad natural que a todos nos mueve en la ciencia. Somos todos un poco niños en la ciencia y ojalá no se muera eso, que no los cohíban por experiencias de falla en lo académico, sino que tratar de recuperar la esencia de todo, las personas que hacemos ciencia no siempre nos fue bien, somos personas que nos gustó y tuvimos que seguir intentándolo hasta poder lograrlo.” Comenta Erika Labbé, divulgadora científica de la Universidad Diego Portales.

¿Cómo aportan las ciencias?

Cristina Baztan es filósofa y líder de la fundación WeLab, institución que se dedica a capacitar profesores para integrar metodologías que refuercen el pensamiento crítico en las aulas. En conversación con ella comenta cuál fue su motivación para desarrollar esta iniciativa: “yo veía que toda la generación de jóvenes estaba metida en una dinámica de educación con falta de sentido y propósito en su vida. Estaban con muchas ideas de las cosas que querían tener, pero no había una claridad de quiénes eran ellos, quienes querían llegar a ser y si eso además, iba a ser un aporte para el mundo”.

 Sin embargo, Cristina sabía que sola no llegaría a todas las aulas y que esto se debía desarrollar  incluyendo a profesores y profesoras. “Estuvimos tan preocupados de sacar buenos recursos humanos que se olvidaron de las personas que había ahí, la persona desapareció y en el fondo, ahora con la crisis que hay en el mundo, es necesario reconectar con lo humano, con las preguntas filosóficas, por eso se vuelve tan relevante el pensamiento filosófico, porque tenemos que hacernos las preguntas ¿qué queremos?, ¿Qué sentido tiene lo que estamos haciendo?, ¿Qué propósito tenemos?, ¿A dónde vamos?, ¿Quiénes somos?”

El pensamiento crítico es algo inherente a los seres humanos, no se empieza a desarrollar en un momento exacto, sino que se va formando al paso del tiempo. Fuente: didactifilosofica.wordpress.com.

En primera instancia se podría vincular el cuestionarse todo como una característica de la filosofía y las humanidades, pero la verdad es que las ciencias exactas no se quedan atrás, el renombrado método científico no es más que el pensamiento crítico formulado como una metodología. Así lo tiene claro Paula Jofré, astrónoma chilena considerada como una de las personas más influyentes de 2019 según la revista TIME y quien se ha propuesto como objetivo el incentivar la unión de estas dos corrientes. 

“El método científico nos ayuda a lidiar con la competencia de forma sana, con la frustración, con comprender que hay muchos caminos y muchas respuestas para las mismas inquietudes. Esos caminos y formas pueden ser largos, cortos, usando herramientas de otras disciplinas (arte, literatura, computación, etc.) o simplemente usando las herramientas de la misma ciencia. Cada persona tiene sus propios caminos, ¡que son más de uno!”.

Actualmente, el mundo se encuentra en un contexto nunca antes visto, la sociedad avanza rápidamente, lo que dificulta en ocasiones seguir el ritmo. Por eso es fundamental incentivar las habilidades del pensamiento crítico dentro de niñas, niños y adolescentes, ya que son ellas y ellos quienes desde ya deben empezar a cuestionarse la información que reciben para poder generar sus propias soluciones e ideas a futuro de manera neutral, sin dejarse llevar por las ya renombradas fake news. 

Hay que aprovechar que niñas y niños están llenos de preguntas y fomentar la curiosidad en vez de silenciarla, aun cuando a los adultos a veces les produce conflicto. En otros tiempos no se comprendía la importancia de las preguntas, y eran apagadas con un “porque yo lo digo” o “porque sí”. Así lo comenta Pablo Bascur, profesor de ciencias de la Escuela Mulchén:

 “Comencé con un poco de temor impartir esta forma de enseñar a los alumnos, ya que estuvieron 2 años encerrados en casa y sin normalización, pero me di cuenta de que los niños están más motivados a las clases, se preocupan de no faltar, y cada pregunta que realizan se nota ese desarrollo de su pensar críticamente. Al tener alumnos más interesados en la ciencia y el pensamiento crítico tendremos más ciudadanos cuestionando situaciones o realidades que los aquejen en un futuro”. Pablo Bascur, profesor de ciencias de la Escuela Mulchén.

El desarrollo del pensamiento crítico se debe fomentar desde la niñez, aprovechando la curiosidad. En un futuro serán ellas y ellos los ciudadanos responsables, quienes no aceptarán lo primero que se les diga, sino que cuestionarán y así encontrarán soluciones a los conflictos, sin importar si estos son filosóficos o científicos, para una sociedad mejor.

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