Garzones: una institución cada vez más vulnerable

Los meseros son uno de los trabajos más accesibles que existen, muchos tienden a tomarlos porque son indispensables para el funcionamiento de los locales de comida, pero últimamente se ha visto que estos no se encuentran en las mejores condiciones laborales.

Los camareros, son uno de los oficios más comunes en todo el mundo, pues para los restaurantes, bares y restobares, son personal principal para la atención al cliente.  Además, son diversas las personas que se dedican a este rubro, desde estudiantes universitarios, jóvenes profesionales en busca de dinero extra, hasta gente que ha dedicado su vida entera su labor, teniendo en su haber años de experiencia en este trabajo. 

 Debido a lo anterior, cualquiera creería que una labor tan presente en la sociedad sería bien pagada y recompensada. Sin embargo, esto no es así, pues desde hace mucho tiempo se viene denunciando que muchos garzones trabajan sin contrato y solo le pagan por horas trabajadas, lo que les limita a vivir únicamente de las propinas, las cuales hay que recordar que son voluntarias, por lo que dependen de la decisión del cliente.

Esto acarrea graves problemas para los trabajadores del rubro, pues lo que ganan no alcanza para vivir, además que depender de las propinas no es una opción, pues no siempre se puede contar con ellas. Por si fuera poco, que cualquier persona pueda trabajar como garzón no implica que todos estén preparados para el cargo, pues requiere mucha habilidad y paciencia, ya que se trata de la atención al cliente, y esta suele ser muy demandante.

Por lo anterior, es necesario entender que este trabajo no es fácil, más aún, debido a la pandemia que ha limitado los ingresos del sector gastronómico a raíz de las cuarentenas que afectaron a una de las principales fuentes de ingreso para ellos: el turismo. Es por esto que, solo recientemente, ha habido una pequeña recuperación a raíz del relajamiento de las medidas de confinamiento debido al retroceso del virus, aun así, la inflación, la posibilidad de recesión y el encarecimiento de la vida, también le está afectando a los garzones, así como al resto del país.

La opinión de la dirección del trabajo

Ante la situación de los garzones, María Isabel Godoy, coordinadora de gestión de la Dirección del Trabajo, explicó cuál es el rol de la entidad frente a la situación del oficio. En sus palabras la institución “tiene entre sus funciones y servicios, el rol de fiscalizar la normativa laboral” dijo. Y siguiendo con la idea, habló sobre la forma de llevar esto a cabo para “esto lo hacemos a través de fiscalizaciones reactivas, respuesta a denuncias, o proactivas, de oficio, o programas de fiscalización” expresó. 

La Carrera de Garzones de Concón es una actividad que se da todos los años. Fuente: Epicentrochile.

Maria dijo que la situación en la que se encuentran los meseros, que es no tener contrato, se le conoce en la Dirección del Trabajo como informalidad laboral. También explicó que al no tener el documento, los camareros no poseen “el registro de asistencia, cotizaciones previsionales y no les entregan un comprobante de pago de remuneraciones.”

Además, Maria habló sobre que los garzones tienen normativa especial en el Código del Trabajo sobre jornada, estos son el artículo 27 y 34. También, dijo que existe “una protección a las remuneraciones, esto es el artículo 64, específicamente sobre el pago de propinas” apuntó.

En cuanto a qué cosas se fiscalizan en la Dirección de Trabajo, Maria señaló “la escrituración de contrato, entrega de liquidación de sueldo, respetar las jornadas y la incorporación de las propinas, y entrega formal de ellas, esto lo hacemos en respuesta a denuncias o por programas de fiscalización” explicó.

Hablando sobre las acciones que toma la dirección, la encargada señaló que “la mayoría de las fiscalizaciones que realizamos son por denuncia, en una proporción cercana al 80/20” dijo. Además, agregó que “gran parte de las fiscalizaciones que hacemos al sector restaurantes son por denuncias” puntualizó.

Continuando con el punto anterior, da más ejemplos sobre las acciones de la dirección para evitar abusos hacia los garzones, mencionó que “estamos constantemente apoyando la difusión para poder dar a conocer la normativa laboral al respecto y así más trabajadores del rubro, que estén ante estas infracciones, puedan denunciarlo” explicó. 

Finalmente, Godoy habló sobre qué otras acciones está llevando a cabo la para evitar abusos a los garzones, señaló que “en paralelo, hemos realizado programas de fiscalización en los sectores de hotelería y restaurantes para verificar informalidad laboral y descansos” hablo. Sumado a ello, agregó que “desde la modificación al Código del Trabajo para incorporar las propinas (artículo 64, el año 2018) se efectuaron programas de fiscalizaciones también en ese rubro” finalizó.

Por su parte, Mía -como prefiere ser mencionada para resguardar su identidad- es titulada de la carrera de Hotelería, Gastronomía y Turismo en Inacap. Hace dos semanas trabajaba de bartender en un local de pizzas italianas en el sector El Venado en San Pedro de la Paz, situación que cambió luego de recibir una mejor oferta de trabajo que la obligó a tomar la decisión de dejar a su familia laboral tras casi dos años. La profesional señaló que el rubro suele ser positivo porque “la gente siempre gasta en comida. Le gusta salir a pasarlo bien y eso incluye consumir aunque sea unas papas fritas y un jugo”, apuntó. 

Sin embargo, pese a que parece ser un área comercial estable, los trabajadores se ven perjudicados debido a que dejan gran parte de los sueldos a la suerte de los comensales al momento de pagar la cuenta. Esto, según señala Mía, afecta según el flujo de clientela que reciben y es triste sobre todo cuando tienes un título profesional. “Es difícil porque los años de estudio invertidos no se reflejan ni en sueldos ni en tratos dignos. Terminé de estudiar en un centro de estudios que, además, es un instituto privado, que no está dentro de las universidades adscritas a gratuidad. Tuve que pagar con mucho esfuerzo y cuesta ver el retorno de esa inversión”, puntualizó.

La primera línea

Por otro lado están los garzones, quienes están frente a los comensales. Álvaro Torres trabaja en un reconocido bar frente a la Plaza Perú, le costó encontrar un lugar en el que “el abuso no fuera tan evidente como en otros lados”. Tal como comentó, antes de la pandemia le pagaban mil pesos la hora y trabajaba ocho horas al día solo viernes y sábados, por ello, comenzó a laburar apenas llegó a Concepción para ayudar a su familia a costear su estadía mientras estudiaba. “En el primer bar en el que trabajé lo pasé pésimo”, señaló.

El salario garzón promedio en Chile es de $2.123 por hora o $345.000 al mes. Fuente: Estadio Español

Fue ahí cuando Álvaro y sus colegas tuvieron varios problemas, porque les descontaban un 4 % de sus propinas a cada uno por el uso de la máquina para pagar con tarjetas. “Este abuso fue la gota que rebalsó el vaso y nos motivó a buscar asesoría legal porque eso no nos correspondía. Incluso a varios los trataron de sindicalistas y los echaron del trabajo”, sentenció. Frente a esta problemática legal en la que se encuentran, es más complejo aún cuando suelen no ofrecer un contrato de trabajo en el que se puedan respaldar frente a la vulnerabilidad laboral en la que se encuentran, principalmente, estudiantes o profesionales recién egresados con necesidades económicas.

Empleadores vs empleados 

José Toledo es dueño de un restaurante en un sector poco transitado de la avenida Pedro de Valdivia. Adquirió el local junto a Emilio quien, además de ser su socio, también es su hijo. Ambos se dedicaban al sector de la construcción y la minería pero luego de la pandemia decidieron emprender en el rubro gastronómico. Actualmente le paga el sueldo a 15 personas, incluyendo al personal de barra y cocina. 

Don José, como le llaman sus trabajadores, señaló que no realiza contratos de trabajo a los garzones porque “por lo general son estudiantes que prefieren no tener para no comprometerse legalmente con nosotros”. Al respecto, también señaló que esto significa que “muchas veces no van a poder trabajar porque tienen que hacer pruebas, trabajos u otras responsabilidades. Nosotros entendemos que son jóvenes y que no viven de esto, la mayoría todavía es carga de sus padres”.

En Chile, en el año 2018, el presidente de ese entonces, Sebastián Piñera, presentó un proyecto de ley que ofrecía contratos de trabajo altos en flexibilidad, especialmente para jóvenes entre 18 y 28 años que estudien en instituciones reconocidas por el Estado. Esta población llamada “estudiante trabajador” podía contar con la seguridad de poder estar en proceso de formación profesional sin tener impedimentos para laburar puesto que, por Ley, el empleador debía garantizar que el trabajador pudiera cumplir con sus responsabilidades académicas sin impedimento alguno.

Por otra parte, el estudiante podía mantener su condición socioeconómica y sus ingresos no iban a contar como capital extra en su ficha social, por lo que no impedía las postulaciones a becas ni a beneficios como la gratuidad. Sin embargo, tuvo muchas críticas porque esto podía ser un llamado a que los empleadores comenzaran a preferir contratar a estudiantes porque era más económico para ellos y podía verse afectada la población trabajadora. 

José Toledo explicó que se asesoraron con un abogado laboral sobre esta ley pero “nos explicó que en el fondo es lo mismo y que muchos estudiantes prefieren incluso no tomar ese contrato porque igual tienen que cumplir con cosas que muchas veces no son compatibles con sus estudios y hay jefes que abusan de eso”.

Por su parte, Mía, junto con su actual cesantía añora trabajar en lo que le gusta y “ojalá también me paguen todo el conocimiento y amor que le tengo a este rubro”. Espera que algún día las leyes laborales para quienes trabajan en el área hotelera y gastronómica puedan ser reconocidas con un sueldo digno, pero lo ve difícil, al menos en un corto plazo. Tal como agregó, “cuando uno acostumbra a las áreas de trabajo a funcionar así, es difícil tomar medidas, porque los empleadores van a dejar trabajando a los que ven con más urgencias o necesidades de trabajar. Yo soy bartender pero estudié para eso, hay personas que trabajan de lo mismo que yo y aprendieron con tutoriales, aceptan un sueldo bajo por horas y ya, pero quienes estudiamos todavía tenemos que depender, un poco, del porcentaje de propinas que nos llegan”. 

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