Presa del miedo y de la incertidumbre EntrelíneasPor Josefina Marcela Caerols Seguel - 28 octubre, 2022 Octubre llega a su fin y los temas pendientes se hacen más urgentes. Escasez en los bancos de sangre de su vital elemento, guarderías ilegales, atropellos de fauna nativa, el primer aniversario de Mejor Niñez, desde que reemplazó al controversial Sename. Así también, la crisis de la vivienda y la vialidad en Concepción se hizo aún más aguda, a raíz de la quiebra de la constructora Claro Vicuña Valenzuela. Y, como si esto fuera poco, la delincuencia cada vez está peor. En los últimos cinco días, igual número de partes policiales han llegado a la redacción de Entrelíneas. En ellos se deja constancia de 26 delitos ocurridos a lo largo de la Octava Zona policial, con un podio encabezado por aquellos ilícitos relacionados con robos, sean en lugares no habitados o con violencia, seguido en segundo lugar por la receptación de vehículos con encargo vigente. En tanto, el tercer escalón lo ocupa el porte ilegal de armas de fuego, blancas o hechizas. La lista sigue: amenazas de muerte a carabineros, porte de munición, tráfico de drogas y más. Bajo este mismo análisis, resulta curioso que de los 21 detenidos, siete hayan tenido antecedentes penales previos. De ellos, uno tenía seis registros en su prontuario y continuaba en libertad. Esta situación claramente indica que el país se enfrenta a un clima social e institucional que, si bien no se podría considerar inédito, ciertamente es complejo. La delincuencia ya no es sólo reina de los noticiarios, sino que, en consecuencia, ha desmoralizado aún más al chileno común y corriente, aquel que cuenta los segundos que faltan, antes de entrar a su casa, hasta que la reja termine de cerrar. Por otro lado, hace un par de semanas, el cientista político Esteban Kulhman argumentaba que la incertidumbre política que atravesamos también repercute en las tendencias económicas, pues desalienta a capitales extranjeros de invertir, clave para la reactivación. Se entiende, ¿quién querría poner sus millones en un país que parece ir directo al colapso? Las expectativas no auguran un buen 2023, se estima que la recuperación será lenta y dolorosa. La administración actual hace lo que puede, anunciando planes para enfrentar el déficit habitacional, enfocando el presupuesto para el próximo año en seguridad, junto con otras iniciativas. Sin embargo, ¿es suficiente? Indudablemente, la situación da para bastante análisis. No obstante, si reflexionamos críticamente, también debemos reconocer que se arrastraba desde hace tiempo. De nada sirve llorar por la leche derramada, a estas alturas. Por mientras, es urgente que el gobierno tome medidas concretas y difunda sus resultados ampliamente, abordando con la seriedad debida la gravedad de la coyuntura nacional. Entregar certezas es fundamental para revitalizar los ánimos de una sociedad que, estando cansada de la desilusión con sus representantes, se siente ahora presa del miedo y de la incertidumbre, impotente ante el futuro.