Deserción escolar: el problema de las generaciones adultas

Desde el año 2019 el Estado se ha encargado de ofrecer soluciones a quienes por diversos motivos no pudieron completar su educación siendo niños. A pesar de esto, el abandono de estudios sigue siendo un asunto al cual el Gobierno aún no haya respuesta.

Varias investigaciones realizadas alrededor del mundo han demostrado que el cerebro humano cuenta con un gran potencial de aprendizaje en sus primeros años. Basándose en esta información es que la mayoría de los gobiernos invierten sus recursos en la educación a temprana edad para contribuir, mediante la entrega de conocimientos, a la disminución de la diferencia existente entre quienes se encuentran social o económicamente favorecidos y quienes no.

No obstante, hay cierto grupo de personas que debido a diferentes situaciones no pudieron completar su educación escolar siendo niños. Para esta clase de personas no todo está perdido ya que actualmente en nuestro país existe la educación para jóvenes y adultos (EPJA) la que permite que quienes no cumplen con los rangos de edad requeridos en las escuelas normales, puedan retomar o validar sus estudios.

Muchas personas se quedaron con la idea obsoleta de que estos colegios realizan clases únicamente en las noches y por eso se conocen como “nocturnas” pero esto no es así, ya que los colegios de hoy en día cuentan con variados horarios y flexibilizaciones para que quienes deseen retomar su educación lo hagan de forma sencilla.

El programa de alfabetización Contigo Aprendo está destinado a personas que no saben leer ni escribir y se les certifica hasta cuarto básico.
Créditos de imagen a Felipe Abreu vía CLADE.

Marta Mejías, profesional de la Secretaría Ministerial de Educación del Biobío, explica que “en términos generales, alrededor del 75 % de la matrícula anual corresponde a adultos jóvenes entre 15 y 29 años. Un porcentaje significativo de estos estudia en Centros de Educación Integrada de Adultos (CEIA), los que están destinados exclusivamente a la atención de ellos. Mientras que el resto, lo hace en jornadas vespertinas en establecimientos educacionales que también atienden a niños y jóvenes durante el día”.

El colegio Nahuelquín, que recibe alrededor de 250 alumnos por año, se encuentra en Talcahuano desde el año 2010 y se dedica específicamente a la educación de adultos y jóvenes. Según datos entregados por la institución, las clases se imparten de forma presencial en horario vespertino, mañana y tarde; todas estas incluyen cinco módulos de 45 minutos cada una. Para una correcta atención y apoyo a los estudiantes, el establecimiento cuenta con docentes con perfeccionamiento en EPJA, equipo multidisciplinario, programas de integración escolar, docentes diferenciales, psicopedagogos, psicólogos y asistentes sociales con altos niveles de instrucción.

Promoción por parte del Estado

La directora y jefa de UTP de Nahuelquín, Marlene Inzunza, señala que “el objetivo que se busca es aportar a que los adultos se escolaricen. El colegio es 100 % gratuito, no se pagan ni matrículas ni mensualidades. Además, se entregan útiles escolares y la colación proveniente de Junaeb. Incluso para aquellos estudiantes que tienen problemas económicos, se gestiona el pago de sus pasajes”.

Siguiendo la misma línea, la encargada de planificación y control interno de Junaeb Biobío, Anita Saravia, cuenta que “la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas se ha preocupado de otorgarles los mismos beneficios a todos los escolares, ya sean adultos o niños. De hecho, sólo con las becas TIC de este año se les otorgaron 614 computadores a alumnos de la modalidad EPJA a nivel nacional”.

Los cursos de EPJA tienen una estructura y textos de apoyo diferente a los utilizados por los cursos normales.
Créditos de imagen a Mineduc.

Abandono escolar

A pesar de esto, según Marta Mejías, mencionada al comienzo de este reportaje, “hay un importante e invisibilizado porcentaje de nuestra población que no ha regularizado ni completado sus estudios formales”. Refiriéndose a los cursos que cuentan con mayor abandono, la profesional señala que “la deserción más significativa se da en el tercer año básico y primer año de educación media”.

Pero si el apoyo estatal para que los adultos y jóvenes vuelvan a estudiar existe, ¿por qué hay tanta deserción en nuestro país? La trabajadora de Junaeb, Anita Saravia, sugiere que los chilenos no tienen la motivación correcta ya que “muchos sólo se inscriben en colegios EPJA para recibir los apoyos del Gobierno y una vez que los obtienen, desaparecen, ni la Junaeb consigue localizarlos”.

Por el contrario, la psicóloga de Nahuelquín, Priscila Escudero, indica que “es cierto que las tasas de deserción en esta clase de educación son altas, pero los alumnos tienen sus razones. Muchos se encuentran trabajando o en proceso de búsqueda laboral y una vez que encuentran, no tienen más opción que abandonar sus estudios. Claro, hay varios horarios de clases, pero si los estudiantes tienen necesidades económicas, es claro lo que van a priorizar”.

La experta en salud mental también asegura que otros ámbitos personales como el cuidado de hijos o padres mayores, problemas psicológicos como la ansiedad o depresión, la poca confianza en sí mismos debido a fracasos anteriores y el nulo apoyo por parte de la familia también son gatillantes para que los alumnos se retiren de los centros.

Frente a este problema, las escuelas de educación para jóvenes y adultos cuentan con diferentes protocolos para intentar convencer al estudiante de continuar sus estudios. “Existen trabajos colaborativos con distintas instituciones gubernamentales, programas de retención y pro-retención, priorización curricular e incluso flexibilización en cuanto a lo pedagógico. Hacemos lo posible para que los alumnos se queden, pero son adultos, no los podemos obligar. Finalmente, aunque lo hagamos todo, ellos deciden si se mantienen estudiando o no”, expresa con resignación la directora del colegio Nahuelquín.

Según datos entregados el 2018 por el Mineduc, el 50 % de las niñas que se embarazan mientras se encuentran estudiando no completan su educación.
Créditos de imagen a El mostrador.

La motivación y el apoyo serían la clave

Pero las instituciones EPJA no sólo sirven para quienes no culminaron sus estudios siendo pequeños, esta modalidad instaurada por el Estado el año 2019 en el Decreto Supremo de Educación número 257 también sirve para quienes están persiguiendo su verdadera vocación.

Uno de estos casos es Alessandro Sánchez quien tiene 16 años y este 2022 terminó su enseñanza media. Debido a los entrenamientos semanales que realiza para el Club de Deportes Huachipato, los estudios normales siempre fueron una complicación para él. Por esta razón es que los padres del joven decidieron que ingresara a un colegio de educación para jóvenes y adultos en donde los horarios eran muchos más convenientes y calzaban con su verdadera pasión: el fútbol.

El recién licenciado de cuarto medio cuenta que, a diferencia de la educación normal, la EPJA tiene claramente menos alumnos por curso y que mientras pasa el tiempo, varios van desapareciendo. “La verdad es que yo no alcancé a hacerme muchos amigos, era el más chico siempre. Sí pude darme cuenta de que algunos tenían familia y el horario del trabajo no les cuadraba con los estudios así que no había más opción que dejarlos”.

A pesar de esto, Alessandro opina que “la educación es muy importante para todos, ya sea si quieres profesionalizarte o perseguir tus sueños. Es vital que todos busquen la manera de poder completar su educación porque esa es la única forma de poder avanzar”.

Crecer en una familia que te apoya o con una buena situación financiera es un privilegio que no todos los chilenos tienen. La psicóloga Priscila Escudero dice que “lo ideal sería que los estudiantes pudieran completar su educación siendo pequeños, pero esto no ha sido posible. Hasta ahora seguimos viendo a personas de incluso 50 años o más que deben retomar sus estudios porque no pudieron finalizarlos a su debido tiempo”.

Al igual que Alessandro, la profesional expresa que “todo depende de la motivación que tengan las personas para volver a estudiar. Si esta es correcta, los alumnos son capaces de vencer grandes impedimentos como la edad o las responsabilidades tanto económicas como familiares”.

Para encontrar una solución a este asunto, el Estado sigue intentando año tras año mediante la implementación de becas y programas especiales mejorar las condiciones, el apoyo y el acceso a la educación para que los niños por ningún motivo deserten y puedan completar sus estudios a una corta edad, ya que esto además de ser más provechoso y efectivo, es un derecho universal e irrenunciable.

Este desafío, que comenzó el año 2019, necesita no sólo a un Gobierno capaz de realizar modificaciones en su esquema de inversiones, sino que también a una sociedad que esté dispuesta a hacer ciertos esfuerzos por autosuperarse y conseguir un bien mayor.

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