Jugar en la calle: la seguridad, los autos y las nuevas formas de ocio

Niños jugando en la calle 1984

Los niños priorizan otros espacios para socializar.

Donde nos criamos y pasamos nuestra infancia es un lugar muy importante, no solo porque es o fue el espacio que nos acoge, sino porque ahí jugamos por primera vez. Los recuerdos de la niñez en los barrios es algo a lo que le asumimos gran relevancia y que nos evoca nostalgia. Sin embargo, ¿ha cambiado la forma de sociabilizar de los menores en la calle?

¿Jugar a la pelota, a las escondidas o andar en bicicleta?

Como se mencionó anteriormente, recordar la infancia es algo que, a muchos, les evoca una fuerte nostalgia. Son variadas las actividades que se realizaban en el barrio y los pasajes.

Benjamín Fernández tiene 20 años y recuerda con cariño que con sus vecinos jugaba “a la pelota, andábamos en bicicleta y hacíamos guerras con piñas en la plaza en verano”.

Las pichangas en los barrios chilenos son un juego clásico que se ha mantenido en el tiempo. Fotografía: MayneNicholls en X.

Los vecinos juegan un rol relevante en estos espacios, pues son la puerta para generar vínculos en los barrios. En esa línea, Fernández comentó que “el hecho de poder jugar con tus amigos de tu infancia te genera muy buenos recuerdos (…) además generas lazos, algo que para mí es muy importante como persona”.

Distinto a Fernández, Eduardo Mendoza creció en los ochenta. De esa época recuerda que: “Andábamos en bicicleta, jugábamos a las escondidas. Sacabas los autitos (de juguete) y jugabas afuera, además de callejear en los otros pasajes”.

Cualquiera pensaría que las formas de divertirse de la niñez han variado a través de las generaciones, sin embargo, hay algunos que se mantienen, como en ambos casos el jugar a la pelota y el andar en bicicleta. En ese sentido, Mendoza comentó que su hijo también se entretiene con el balompié y pedaleando, pero en vacaciones de verano. Además, comentó que ya no se da eso de sacar juguetes, como él hizo.

Es relevante considerar que los juegos en la calle igual generan un fuerte sentido de pertenencia. “Cuando yo era chico te dabas cuenta de la dinámica de barrio, que ahora no es mucha, están todos encerrados en sus casas”, reflexionó Mendoza al respecto.

¿Se juega menos en la calle hoy?

Es fácil desprender que la era digital es un factor determinante a la hora de concluir si afecta a la socialización en los espacios físicos de los niños o no. En cierto sentido, si es un punto importante, pero no el único.

Las contingencias, tanto del país como de la sociedad, coartan las posibilidades de que los niños puedan jugar en la calle. La seguridad y la delincuencia, por ejemplo, es un factor de igual o mayor peso a la hora de permitir a los menores socializar en el barrio.

Ambos entrevistados sostuvieron que han visto menos menores jugando en la calle y que una de las posibles causas es el crimen. Sin embargo, Mendoza hizo hincapié en el rol del resto de los padres, manteniendo que “los vecinos igual se preocupaban por los niños, no solo por los suyos, sino que por los ajenos”.

No solo la delincuencia es un problema que afecta a esos espacios, sino que el crecimiento del parque automotor. En esa línea, Fernández comentó que “cuando era pequeño no pasaban tantos vehículos en la calle, por lo cual podías perfectamente jugar a la pelota. Ahora pasa uno cada diez segundos y es bastante peligroso”.

De igual manera, es pertinente tomar en cuenta la pandemia como un episodio que estancó la socialización de los menores de edad en los barrios. La cuarentena hizo imposible que los niños se viesen físicamente, lo que ocasionó un aumento en el uso de las tecnologías para comunicarse.

El barrio contra los espacios privados

La evolución y el acceso a los espacios para el juego son una dimensión importante para la socialización de los menores de edad. En esa línea, el sociólogo Marco Rosas Leutenegger mantiene que los entornos digitales y privados han ganado terreno en esa área.

Rosas sostiene que las instancias para socializar se han privatizado y se han remitido a “espacios cerrados, en los centros comerciales, en los cines, lugares cuyo acceso está restringido a la capacidad de pagar”.

“Esto se puede contrastar con la inversión que los gobiernos locales han hecho en el mejoramiento de las plazas o en el desarrollo de parques. Eso es un intento de publificar la actividad y usar los espacios públicos para ello”, explicó el sociólogo.

La inversión de los municipios permite mantener plazas de juego para los niños, lo que fomenta este tipo de actividades en los menores. En esa línea, Rozas sostuvo que la región Metropolitana, por ejemplo, moviliza más recursos para parques y áreas verdes.

Parque de niños para jugar.
Hay plazas de juegos repartidas por todo Chile. Además, hay algunas con maquinas de ejercicios. Fotografía: Municipalidad de Los Angeles.

El juego en los pasajes, o los barrios, se ve reemplazado “por los parques o el interior de las casas, donde hay una presencia importante de las tecnologías”, comentó Rozas.

Finalmente, el sociólogo destacó que hoy “conviven estrategias privadas y públicas para disponer de espacios para la socialización de los niños”.

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