El desierto florido necesita más protección legal

El conocido desierto florido de la región de Atacama se considera patrimonio nacional desde el 2006. El 2023 fue declarado como Parque Nacional, el estándar de protección ambiental más alto que existe en Chile. Aun así, ha servido de pista de aterrizaje para aviones, patio para servirse pícnics, carretera y ahora: estudio para sesión de fotos.

Lamentable es la situación que se vivió en el parque nacional Desierto Florido, región de Atacama, durante la jornada de este lunes 8 de julio. Por las redes circula el video de una mujer en medio de una «fabulosa» sesión de fotos, quien camina por encima de la frágil flora desértica. Llovían las advertencias, pero ninguna fue suficiente. «Las flores no se pueden pisar». «Salga de ahí”. “No pise las flores». «Le van a sacar un parte”.

Antes de revisar sus selfies, silbando mientras pasea tranquilamente, levanta la mirada para contestar: «¿Y a mi qué?». Luego baja la vista, y comienza a pasar las fotos en su teléfono. Esta turista, cuya nacionalidad y nombre desconocemos, se ha llevado numerosas críticas en las redes sociales. Incidentes como este hacen que el respeto por los ecosistemas naturales y la promulgación de leyes que los protegen brillen por su ausencia.

La última vez que las flores adornaron parte del desierto de Atacama fue el 2015, y es que se trata de un fenómeno reconocido a nivel mundial que ocurre —si se da el caso— aproximadamente cada cinco años . Según registros de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), en 41 años, el desierto ha florecido solo 10 veces.

Durante los últimos años, más que el cambio climático, los mayores daños a este santuario de la naturaleza y atractivo turístico a nivel mundial los han provocado personas. En septiembre de 2022 una camioneta recorrió —y atropelló— la delicada flora del parque. El conductor, más tarde, ofreció unas disculpas públicas. El municipio de Caldera lo denunció, arriesgándolo a una multa de $300 000, y el asunto quedó archivado.

Yendo más atrás, en septiembre de 2017, 13 avionetas aterrizaron en el desierto florido, y sus pilotos bajaron para servirse un pícnic encima del frágil ecosistema. Esta vez, la zona afectada no se encontraba bajo protección ambiental alguna, así que solo fueron sancionados por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), pero por faltas a las normas aeronáuticas.

Diagrama cedido por CONAF.

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Antonia Ferrada
Estudiante de periodismo periodístico en la Universidad de Concepción. Quinto año (con asignaturas de cuarto).
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