La segunda entrega de la franquicia de Pixar se luce al retratar sublimemente el duro proceso de crecimiento en la adolescencia. Con nuevas emociones y mayor profundidad en la psique de la protagonista.

Tomando en cuenta la primera película, las expectativas que yo tenía para la secuela no eran para nada bajas, y debo decir que fueron superadas con creces.

El mundo mental presentado de Riley, la protagonista, es complejo y muy diverso. Abarca de la mejor y más entendible forma gran cantidad de las aristas dentro de la conciencia, haciendo que este tema sea de fácil comprensión para un público de todas las edades, desde niños hasta adultos.

Las diferentes emociones principales, las islas de personalidad y las diversas tierras en las profundidades de la mente, a pesar de la obvia ficción que les da forma, no pierden sus sentidos en absoluto y, además, cumplen muy bien el rol de moldear el mundo interior.

Esta segunda entrega introduce cambios propios de la adolescencia al desarrollo de nuestra protagonista, y representa asertivamente conceptos como el manejo de nuevas emociones, reestructuración del sentido de identidad y conflictos de intereses personales y valores.

Incluso se toma el atrevimiento de dar un paso más allá y nos muestra cómo Riley sufre de un ataque de ansiedad, desde una perspectiva del mundo exterior y de su mundo interior. Escena que juega un papel importante en el desarrollo del clímax de la película.

Ciertamente, no estamos exentos de producciones que traten estos temas reales, pero son pocos los que logran destacar entre la multitud gracias a su gran trabajo de representación. Muchos caen en la caricaturización de estos episodios, incurriendo en el irrespeto, o incluso retratan malas prácticas sobre el qué hacer en caso de presenciarlos.

Como persona que hace pocos años dejó la adolescencia, pero aún sigue en pleno desarrollo y transformación personal, me resultó muy fácil identificarme con muchas situaciones y sentimientos presentados.

El reflejarse en un filme brinda un sentimiento de visibilización bastante reconfortante, y al igual como yo pude experimentar esa sensación, sé que muchos otros han de compartir este mismo pensamiento.

¿Quieres saber más sobre películas? Te invitamos a leer: «Se Levanta el Viento»: la película más personal de Hayao Miyazaki.