Las plantas, ¿heroínas o amenazas?

La madre naturaleza es sabia; nada está hecho por azar. Cada ecosistema se encuentra en perfecto equilibrio; todo animal, planta y hongo está completamente adaptado para desenvolverse dentro de su entorno natural. Pero, ¿qué sucede cuando un ser vivo es introducido a un hábitat distinto al suyo? La respuesta es bastante simple: este pasa a considerarse como especie exótica.

Según el Ministerio de Medio Ambiente de Chile, en el territorio nacional existen alrededor de 1 500 formas de vida no nativas, contando seres vegetales, animales, fúngicos y diversos tipos de algas. Aun así, las especies exóticas más conocidas suelen ser vertebrados pertenecientes al reino Animalia. Algunos ejemplos son los castores americanos, los conejos y liebres europeas, y los jabalíes.

Pero el reino Plantae no se queda atrás en cantidad de no nativas, ya que se calcula que aproximadamente el 15 % de las especies de plantas que habitan el país son especies exóticas y que realmente son originarias de otros lugares del mundo.

Dentro de la gran lista de plantas introducidas en territorio nacional, algunas están incluidas en el inventario de las especies exóticas más invasoras del mundo. El jacinto de agua, el espinillo y la falopia japónica son algunas de ellas. También existen otros ejemplares que están generando daños importantes en los ecosistemas chilenos, como la zarzamora, el eucalipto, la rosa mosqueta, el aromo australiano y otros.

El potencial daño de las plantas exóticas

Uno suele asociar a la vegetación como inofensiva y que poco o nada de daño puede causar, pero nada más lejos de la verdad. Las hierbas, árboles y arbustos tienen la capacidad de modificar y terminar extinguiendo especies nativas de un ecosistema con su presencia descontrolada.

Las araucarias se reproducen desde los 20-25 años de vida, mientras que los pinos pueden producir sus conos antes de su primera década.
Créditos: Diario de Valdivia

Octavio Retamal, miembro de la agrupación Amigos del Humedal Paicaví, explicó cómo se comportan algunas especies dentro de esa área verde de Concepción: “Hay algunas que son más problemáticas que otras, por ejemplo, la zarzamora, el aromo y el chocho, que compiten con otras especies por agua, luz y nutrientes. También existen varios tipos de pastos y algas que son muy agresivas en su avance”.

Pero ahora aparece la siguiente pregunta: ¿cómo una especie introducida va a competir mejor que una autóctona del ecosistema? Esto se debe a que las plantas exóticas no deben enfrentar los mismos depredadores, enfermedades o competidores que existen en su hábitat original, pudiendo crecer hacia arriba, expandirse a los lados y reproducirse sin inconvenientes.

A lo anterior se suma la explicación dada por la doctora en ciencias naturales, Nicol Fuentes: “Pese a que las plantas nativas están adaptadas a su entorno, estas se desarrollaron en equilibrio con otras especies locales. En cambio, las invasoras traen consigo atributos que les permiten acaparar rápidamente los recursos”.

Dónde encontrar a las plantas introducidas

La gran mayoría de las especies vegetales exóticas se encuentran en la parte centro del país, debido principalmente al clima mediterráneo que tiene esta zona. De hecho, los dos lugares con mayor cantidad de plantas introducidas, con bastante diferencia de la tercera, son las regiones de Valparaíso y la del Biobío.

Las plantas invasoras más comunes son el árbol de eucalipto, con sus diversas subespecies, y las zarzamoras. Ambas comparten el hecho de ser especies extremadamente competitivas, es por esto mismo que lograron extenderse tanto en el territorio nacional.

Las plantas exóticas de las forestales

El sur de Chile cuenta con una característica especial para la industria maderera. Según CONAF, en 2023 había una superficie de 3 121 929 hectáreas de plantaciones forestales, siendo un 17,37 % de los bosques del país. 

Lo principal plantado en estos terrenos es el Pinus radiata. De hecho, este árbol es tan importante para la industria forestal, que en 2020 significó el 92,7 % de la producción nacional de madera trabajada en los aserraderos. Los Eucalyptus globulus y Eucalyptus nitens son las otras dos especies que más hectáreas tienen, con 851 952 Ha. 

Todos estos árboles mencionados no son originarios de Chile. El pino radiata es nativo de Estados Unidos, mientras que los eucaliptos son de Oceanía. Sin embargo, se utilizan aún sabiendo el impacto que generan en los bosques locales o en los suelos.

Alicia Marticorena, botánica y curadora del herbario CONC, comentó que para trabajar con estos árboles, obviamente se sacó la vegetación nativa que hubo en ese lugar ahora destinado al monocultivo. Sin embargo, “la culpa no es de la especie, sino que del humano que la puso a fuerza y en enormes cantidades”, reflexionó.

Alicia también consideró que, en el caso de estas dos especies y a pesar de sus cualidades invasoras, la dispersión fuera de sus áreas de cultivo se controla mucho. La botánica mencionó que: “Uno diría que las ciudades de esta región estarían llenas de Eucalyptus y pinos, donde caminaríamos y chocaremos con uno”, contrastándolas con otras plantas exóticas que sí se encuentran presentes masivamente. 

Las plantas y los incendios forestales

Un 53 % de los incendios forestales que ocurrieron en Chile el 2023 fueron intencionales.
Créditos: EMOL.

Los incendios silvestres ya son episodios comunes del verano en el centro y sur de Chile. Según un reporte de Faro UDD sobre las quemas forestales, la región con más hectáreas afectadas es la del Biobío, con 886 482 Ha desde 1977 hasta 2023. La Región del Ñuble, creada administrativamente hace solo seis años, registra 75 175 Ha.

La autopista del Itata conecta estas dos regiones, y en gran parte del paisaje se pueden observar plantaciones de pino. Estas se quemaron en los distintos incendios que han afectado a las comunas cercanas, como los de 2018.

La duda que podría surgir es si las plantaciones aumentaron la intensidad del fuego. Raúl García, doctor en Ciencias Forestales y especialista en ecología de poblaciones de plantas invasoras, mencionó que estos incendios se deben a 3 factores. En primer lugar, se necesita un clima caluroso y seco. En segunda instancia, “tener un combustible, que en este caso sería la vegetación nativa o exótica”. Y, por último, “la fuente de ignición que en el 99 % de los casos es de origen antrópico. Es decir, por actividad humana”, finalizó. 

Según García, las especies invasoras no causan las quemas silvestres. Sin embargo, también comentó que existen tipos de vegetación que las propagan, “pero eso va a depender también de los otros factores mencionados y no solo de la flora exótica o nativa”. 

La restauración ecológica

Para contrarrestar la crisis de biodiversidad surgió una solución interdisciplinaria. Según el Ministerio del Medio Ambiente, la restauración ecológica es la “acción humana cuyo objetivo es facilitar el tránsito del ecosistema degradado hacia algún estado de referencia histórico, que es representativo de la condición pre-perturbación”.

Vista al humedal Laguna Verde. El área de intervención fue de 0,2 hectáreas en total.
Créditos: Parque Museo Pedro del Río Zañartu.

En mayo de 2024 se comenzó el proceso de reforestación en un proyecto de restauración ecológica en la península de Hualpén, dentro del Parque Museo Pedro del Río Zañartu. Esta iniciativa busca proteger el sector del mirador Laguna Verde, que aún conserva el bosque nativo original de la zona.

Diego Aguilera, agrónomo y encargado del proyecto, mencionó que se removió la vegetación exótica que había en la ladera. Por ejemplo, había unos pinos radiata que invadían ahí, tapando la vista del mirador debido a su crecimiento. 

El proceso debió ser estudiado previamente, considerando qué intervenciones correspondían. Al ser una pendiente por donde baja el agua, se hicieron terrazas para controlar la erosión del suelo. Según Diego, cuando llueve “se arrastra sedimento desde arriba hacia el humedal, el cual es una zona frágil ecológicamente”.

Posterior a todas estas acciones, se reforestó con más de 270 ejemplares de arbustos y árboles nativos como el pelu, quebracho o el pitao, endémico del centro sur de Chile y con prioridad para su conservación. 

La restauración ecológica busca conservar ecosistemas intervenidos por el humano o especies exóticas. Sin embargo, es un proceso lento y de constante monitoreo, además de ir adaptándose debido al incremento de las condiciones del cambio climático.

Quizá te puede interesar: El impacto socioambiental de la destrucción del Estero Los Batros

Top