Una dieta basada en plantas, moda sustentable, reciclaje y el uso de la bicicleta son algunas de las medidas que sugieren tomar para mitigar los daños de este fenómeno. Lo anterior, por supuesto, atribuyendo la culpa al consumo individual e ignorando la responsabilidad de la élite económica que posee y controla los medios de producción.

La prohibición de las bolsas plásticas y la concientización sobre el dispendio eléctrico no son medidas suficientes para frenar el desastre climático. Un cambio en el consumo personal nunca bastará si no detenemos al sistema económico que, basado en la sobre producción y explotación de los recursos naturales, respalda la destrucción del planeta.

Las industrias y los hábitos de la clase dominante, constituyen el mayor porcentaje de las emisiones totales de carbono. La ambición por la maximización de sus riquezas, tiene un impacto inconmensurable en el medioambiente y ha situado a la humanidad en un lugar crítico. Ninguna medida por sí sola tendrá incidencia sobre el calentamiento global, es hora de desmitificar este discurso falaz y responsabilizar a los verdaderos culpables.