Deserción docente: disconformidad con una estructura desgastante

Bajos sueldos, sobrecarga laboral y poco respaldo son algunos de los puntos que aquejan a los profesores. Según cifras de la Universidad del Biobío, aproximadamente el 20 % de los docentes se retira en los primeros cinco años de ejercicio de la profesión.

“Dejar de ser profesor me costó bastante, me apasionaba hacer clases, pero uno tiene un tope económico”, declaró Alonso Quintana. El exprofesor, como muchos de sus colegas, se sumó a la deserción docente por las diversas fallas sistemáticas a las que se enfrenta la educación en Chile. Actualmente, Quintana se desempeña como constructor reflejando la reinvención a la que varios docentes se han visto expuestos.

Las problemáticas del área de la pedagogía, se diversifican y acrecientan con el paso de los años, manifestándose a través de continuos paros de profesores, aumento de escenas de violencia y las mismas deserciones. Según señala el Informe del Observatorio Docente, el abandono de las aulas llegó a un 5 % entre 2015 y 2021, lo que no se escapa del promedio internacional. Sin embargo, el informe Elige Educar estima que para 2030 la proyección empeorará y el déficit alcanzaría los 33 468 docentes idóneos.

La carga laboral supera la vocación

Durante los últimos años la salud mental de los trabajadores ha adquirido cada vez mayor relevancia, sobre todo con el regreso a la presencialidad tras la pandemia, donde quedó demostrada la importancia de su bienestar emocional. Por lo que, en este contexto, el gobierno de turno ha tenido que tomar medidas e impulsar proyectos que respalden esto desde diferentes veredas, como el acoso con la Ley Karin y la conciliación de vida personal y laboral con la Ley de 40 horas.

Elige Educar proyectó que las regiones más afectadas por el déficit de profesores para 2025 serían Tarapacá, Antofagasta y Coquimbo. Imagen: latercera.com.

Sin embargo, a pesar de que la sobrecarga laboral afecta a prácticamente la totalidad de trabajadores, no todas estas medidas son llevadas al sistema público. Puesto que, la Ley de 40 horas no es aplicable a los profesionales que se rigen por el Estatuto Docente, quedando fuera de este reajuste, a pesar de sus extensas jornadas, que muchas veces consumen sus vidas personales.

“Yo tenía 13 cursos y realizaba 600 pruebas en los periodos de evaluación, tenía una comitiva, un batallón. En el colegio niños de tercero o cuarto medio me ayudaban a revisar pruebas. Además, mis papás me apoyaban en la casa. Eso hizo que hasta mi grupo familiar se involucrara”, relató Álvaro Pedreros, profesor de Inglés que dejó de ejercer en 2022. 

Así, son diversas las historias que representan la delgada línea que separa a los profesores entre su vida personal y laboral. Las exigencias que se les imponen, muchas veces van más allá de lo que pueden manejar. “No quise seguir trabajando de profesor porque era muy demandante. Te dedicas a hacerlo bien y tu vida queda en segundo plano”, concluyó Pedreros.

Cuando la violencia se apodera del aula 

El escenario de la pedagogía es cada vez más complejo, ya que a la sobrecarga laboral se le suman las crecientes cifras de violencia escolar. En los últimos años, este problema de convivencia ha afectado directamente a los profesores y por ende, a la deserción docente. “De hecho, es una de las causas principales del abandono de la carrera docente en Chile”, indicó Eliseo Lara, director del programa de Pedagogía en Educación Media de la Universidad Andrés Bello a Emol. 

En 2024, la SuperIntendecia de Educación registró 91 denuncias por actos de violencia de alumnos hacia profesores. Imagen: radio.uchile.cl.

Como respuesta a esto, desde 2011 está vigente la Ley sobre Violencia Escolar, la cual establece protocolos de prevención y acción ante situaciones de violencia. Además de requerir un encargado de convivencia en los establecimientos. Luego, en 2018 comenzó a regir la Ley Aula Segura, con el objetivo de facultar a los directivos de los establecimientos para tomar medidas ante actos de agresión. 

A pesar de estas medidas, solo durante el año pasado, la Superintendencia de Educación recibió 282 denuncias por casos de maltrato hacia trabajadores de establecimientos educacionales, perpetrados por estudiantes, apoderados y otro personal, representando un alza de un 20 % en comparación con 2023. Por lo tanto, los actos de violencia no solo afectan al alumnado, sino que también ocurren casos de agresión contra profesores, que son cada vez más frecuentes.

En este tenso ambiente, muchos docentes se sienten vulnerables a la hora de ejercer su profesión. “No existe una ley que nos ampare. Estamos muy expuestos a distintas problemáticas como las agresiones de parte de los estudiantes”, afirmó el profesor Keneth Zamorano, alejado de las aulas desde 2021. 

Por ende, el respaldo con el que cuentan se limita a protocolos de seguridad una vez ocurrido el incidente y principalmente enfocado en estudiantes. En esta línea, desde abril del año pasado se ha trabajado en un proyecto de ley de convivencia, buen trato y bienestar de las comunidades educativas. Pero nuevamente desde el Colegio de Profesores han manifestado su descontento ante el poco respaldo de seguridad, exigiendo una política nacional que los proteja.

El esfuerzo no recompensado 

En 2022, la OCDE realizó un estudio sobre la educación mundial. La investigación arrojó que Chile es el tercer país con más bajos sueldos a profesores, solo por debajo de Estados Unidos y Hungría. El informe evidenció que, a pesar de constantes demandas, los profesionales de la educación reciben remuneraciones bajas, incluso en comparación con el promedio internacional. 

Esta realidad se ha convertido en otro detonante para la deserción docente en Chile, sumándose a la sobrecarga e inseguridad laboral. “El sueldo es muy bajo al momento de ejercer, a diferencia de otras carreras. Para poder optar a un buen sueldo debes escalar tanto en años de docencia y en tramos docentes”, relató Zamorano. 

En este escenario, los profesores se deben enfrentar a la Evaluación Docente como una herramienta para medir sus conocimientos. De esta manera logran avanzar de tramo en el Sistema de Desarrollo Profesional Docente, permitiéndoles mejorar sus salarios de acuerdo a los resultados del proceso. Sin embargo, el desgaste que trae consigo es ampliamente cuestionado por el profesorado. “Más allá de que trabajes mucho, los sueldos no suben a menos que te expongas a ser evaluado. Es algo positivo, pero extremadamente burocrático», aseguró Sebastián Castro, quien dejó la docencia en 2019.

A pesar de ser una oportunidad para medir la calidad educativa, representa un problema sistemático, que lamentablemente amenaza el bienestar mental de los profesionales, convirtiéndose en un factor determinante para la deserción docente. “Me enfermé de fibromialgia el tiempo que me evalué. Mis alumnos se merecían lo mejor de mí, pero estar con ese estrés me pasaba la cuenta”, señaló Maricel Pulgar, profesora de Educación General Básica que, tras 14 años de servicio, dejó de ejercer. 

Según la OCDE, la salida de los profesores del sistema educativo tiene un impacto negativo en la calidad y equidad de la educación.
Imagen: t13.cl.

Abandono silencioso de la educación

El desafío que enfrenta la educación va más allá de las cifras de deserción docente. Diversos aspectos del sistema tienen flagelos que exponen a los profesionales a sobrecarga, precariedad salarial e incluso violencia. Estos factores son, en parte, los que tras el paso de los años debilitan el compromiso de quienes ingresan a la docencia con altas expectativas y vocación.  “Uno siempre inicia con ideales, pero al final termina sumergido en el sistema”, declaró Wilibaldo Díaz, profesor de Educación Física que desertó en 2024. 

De acuerdo a los docentes que han abandonado el aula, queda en evidencia que el conflicto que aqueja a la educación en Chile radica en un sistema que no garantiza condiciones dignas a los educadores. Testimonios como los de Alonso, Álvaro, Keneth, Sebastián, Maricel y Wilibaldo se siguen repitiendo, representando una crisis que ya no puede ser ignorada.

Top