Acoso escolar en el Biobío: de las cifras a las acciones

La ley 20.536 sobre violencia escolar define el acoso escolar como «toda acción u omisión constitutiva de agresión u hostigamiento reiterado, realizada fuera o dentro del establecimiento educacional por estudiantes que, en forma individual o colectiva, atenten en contra de otro estudiante». Existen estadísticas que indican que la Región del Biobío sufre de este problema, pero hay establecimientos y organizaciones que demuestran un interés por mejorar las condiciones de los alumnos que son discriminados diariamente.

Fotografía Nicole Escobar
Fotografía: Nicole Escobar.

De acuerdo con la Séptima Encuesta Nacional de la Juventud, realizada por el Instituto Nacional de la Juventud (INJUV), el 53% de los jóvenes se ha sentido discriminado alguna vez y el 16,2% de ellos declara haber sufrido esta situación en algún colegio, instituto o universidad. 

A partir de estos datos, no sorprende que durante 2016, según cifras de la Superintendencia de Educación, existan 1.361 denuncias por maltrato estudiantil a nivel nacional, de las cuales 142 han sido ingresadas en la Región del Biobío. En el siguiente gráfico se muestran los requerimientos por mes en esta región, que han ido en aumento a partir de febrero. 

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Fuente: Superintendencia de Educación.

Además, la última Encuesta Nacional de Agresión y Acoso Escolar realizado a alumnos de cuarto básico y segundo medio, indicó que un 9.4% de los estudiantes de la región del Biobío declaró haber sufrido bullying semanal o diariamente. 

Respecto a esto, el jefe provincial de Educación en Concepción, Francisco Reyes, aseguró que las actuales cifras de maltrato estudiantil son preocupantes, pero que ya existen protocolos que los colegios deben cumplir para afrontar esta problemática.

Si bien cada colegio debe tener un protocolo interno, el principal documento que cada establecimiento tiene como herramienta central es el Programa de Apoyo a la Gestión del Clima y la Convivencia Escolar del Ministerio de Educación, que establece los pasos a seguir para afrontar casos de bullying escolar. En este se señala que los funcionarios deben actuar cuando se presenten las siguientes condiciones: violencia que se produzca entre pares, asimetría de poder entre las partes y que el acoso sea reiterado en el tiempo.

Algunas formas de discriminación en la escuela se presentan en la siguiente infografía.

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Además, el plan también establece que cada escuela debe definir medidas de contención y apoyo a la víctima, aplicar medidas y/o sanciones formativas para los agresores y realizar un Consejo de Profesores que determine estrategias para evitar que las situaciones de acoso se repitan. 

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Fotografía: Nicole Escobar

Los profesores tienen un rol relevante en la prevención de las manifestaciones del bullying. No obstante, Patricia García, secretaria general del Colegio de Profesores de Concepción, asegura no estar de acuerdo con las autoridades respecto a la forma de enfrentar esta problemática, debido a la poca efectividad de los reglamentos internos y a la escasa importancia que tienen las actividades extraescolares en la generación de políticas públicas.

Respecto a la relevancia de las prácticas extraprogramáticas, el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción, Mauricio Rivas, señala que las situaciones de acoso escolar no ocurren en la universidad porque «existen ciertas actividades en que los alumnos pueden interactuar entre ellos, más allá de la vida académica. Con esto me refiero a lo deportivo, lo artístico, lo cultural y lo recreativo».

Sin embargo, asegura que: «A pesar de que no hay una discriminación entre pares que sea visible, hay autoridades que se plantean con ciertos límites contra los estudiantes que son más vulnerables, como que los miran con un menor nivel. Por ejemplo, para la rectoría de la UdeC es más importante invertir en Medicina que en Educación o Ciencias Sociales». 

Acciones para disminuir el acoso escolar

La principal medida para combatir el bullying en colegios, por parte del gobierno de Michelle Bachelet, fue la elaboración de la Política Nacional de Convivencia Escolar, que es uno de los cuatro ejes que la Reforma Educacional establece para que la persona que se educa pueda tener una formación integral.

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Fotografía: Nicole Escobar

Este documento se basa en la ley 20.609 contra la discriminación y en la ley 20.485 de inclusión escolar que prohiben toda forma de discriminación arbitraria y entregan un plan de apoyo a la inclusión para fomentar una buena relación entre los estudiantes.

De todas maneras, existen colegios que, a partir de su visión, ya aplican los criterios que la política pública pretende instaurar hasta 2018. El colegio Santa Bernardita de Talcahuano intenta fomentar el respeto entre sus alumnos desde pequeños. La coordinadora extraescolar del recinto, Bernardita Olate, resalta la importancia de fortalecer e inculcar valores a los estudiantes, a partir de su participación en actividades fuera de la sala de clases: «Nosotros como establecimiento estamos muy interesados en mejorar la convivencia escolar de nuestros alumnos. Cada mes trabajamos un valor en particular, en este caso la solidaridad, aunque también tenemos el respeto y la responsabilidad como pilares fundamentales». 

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Fotografía: Colegio Santa Bernardita

 

El Asperger y la discriminación escolar

La Organización Mundial de la Salud (OMS), define el Autismo como «un grupo de complejos trastornos del desarrollo cerebral». Este término genérico abarca afecciones tales como el autismo, el trastorno desintegrador infantil y el síndrome de Asperger. Este último es un trastorno del desarrollo cerebral muy frecuente (de 3 a 7 por cada 1.000 niños de 7 a 16 años), que tiene mayor incidencia en niños que niñas y ha sido recientemente reconocido por la comunidad científica mundial.»

Entre las características comunes que presentan los niños con Asperger, se encuentran el hecho de que no disfrutan del contacto social; tienen problemas para relacionarse con sus pares al querer imponer sus reglas en situaciones desarrollo colectivo, como los juegos; les cuesta comprender las reglas implícitas, es decir, tienden a ser literales en su entendimiento y son competitivos, les gusta ser los primeros en todo.
Estas circunstancias, según afirma Lucrecia Fuentealba, presidenta de la Asociación de Asperger de Concepción (AAC), «repercute en que los niños normales los aíslen. Los ven como bichos raros, porque sus temas de conversación son diferentes, tienen otras preocupaciones«. Los niños y las niñas con Asperger tienden a desarrollar habilidades específicas, que pueden llegar a ser obsesivas. «En la Asociación tenemos varios niños que en sus colegios destacan en materias específicas, como la matemática, la biología y la química, entre otras, y además, su inquietud intelectual los lleva elegir actividades extra programáticas que los potencie, como la participación en los talleres de ajedrez y las olimpiadas escolares de matemática«.
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Taller de psicomotricidad
Fotografía: AAC
La ACC trabaja amparada por la Municipalidad de Concepción y funciona en la Casa de la Inclusión, ubicada en el centro de la capital penquista. En el lugar se realizan diversos talleres a cargo, principalmente, de estudiantes de Trabajo Social, Psicología, Medicina y Kinesiología de la Universidad de Concepción. A pesar de que no existe un vínculo formal entre este centro y la universidad, los convenios se establecen a partir de los trabajos que los alumnos deben realizar en sus pre-prácticas, correspondientes a los planes de estudios de pregrado.
Fernanda Durán cursa cuarto año de Trabajo Social y todos miércoles y sábados asiste a los talleres que se desarrollan en la AAC. «Es un trabajo difícil, pero gratificante. Los niños que van a la casa (de la inclusión), generalmente son víctimas de acoso escolar. Sus compañeros los tratan mal y eso les afecta en su autoestima. Mi trabajo ahí consiste en enseñarle a la directiva y a los padres cómo deben enfrentar estos procesos, para que los niños no se sientan marginados. Hay aspectos claves, como trabajar adecuadamente el lenguaje, al eliminar palabras tan asimiladas por ellos, tales como ‘tontitos‘, ‘retrasados‘, ‘enfermitos‘, etc. Eso se debe cambiar y una de las maneras es hacerle a entender a los padres y los niños, que ellos tienen habilidades especiales con las que la mayoría no cuenta y que eso es una ventaja. La idea es reemplazar el aspecto negativo y transformarlo en algo positivo«.
Las niños con Asperger, en general, al tener «islas de inteligencia» o áreas especializadas de conocimiento, son propensos a marginarse del contacto social. Por esta razón, tanto profesores como padres deben estar pendientes de ellos, para evitar que caigan en la espiral del autismo y así evitar su autoexclusión.
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