Desde 1994 hasta ahora la discusión en torno a Punta Peuco no ha cesado. Los conceptos de derechos humanos, dignidad y hasta «misericordia» adornan los discursos a favor o en contra del cierre. Los hechos históricos y más recientes dan cuenta de la falta de una política de estado que regule y marque pauta en la problemática: la situación tambalea dependiendo del gobierno de turno y se polariza como si los derechos humanos y la justicia dependieran de voluntades partidistas.

En la actualidad, pasamos desde la discusión del cierre de Punta Peuco al acceso a beneficios por parte de quienes pagan sus condenas en el recinto.