Tomas de terreno: la crisis habitacional y el abuso de los ostentosos

Cercados con mallas de distintos materiales, como alambre o madera y con una marca característica: una bandera chilena en algún rincón que marca la soberanía del terreno, como quien alcanza la cima de un monte que no había sido atacado anteriormente.

El conflicto que aqueja a las autoridades, es que estas conquistas territoriales son en espacios que tienen dueño. Sectores pertenecientes a alguna empresa productiva, como forestal o agrícola, de propiedad de algún privado más pequeño o incluso estatales. Las tomas de terreno no tienen un origen monocausal, sin embargo, la lectura y tratamiento que se tiene con ellas es la misma: usurpación de tierras como delito cometido.

Josefa Ainardi es abogada penalista y se refirió al tratamiento de las leyes ante este hecho, asegurando que “si bien la usurpación de tierras está tipificada como delito en el artículo 457 del código penal, no tiene pena de cárcel, sino una sanción a la falta con una multa monetaria”. Además, sugiere que existen tres modos de afrontar la usurpación desde la legalidad: “administrativa cuando se trata de tierras fiscales y en el caso de terrenos privados, vía penal para establecer la existencia de un delito y vía civil para exigir, por ejemplo, retribución por daños a la propiedad”.

Macrocampamento «Los Arenales» en Antofagasta.
Fotografía: Radio Sol.

Las ocupaciones de terreno han estado en la palestra durante un buen tiempo a esta parte. Por el desalojo de elegantes construcciones en medio de la playa en Antofagasta hace unos días, como los enormes campamentos en la misma región, donde además de registrarse miles de familias habitando en condiciones sanitarias complejas, son sectores en general de escasa supervisión y hoy se plantean como tierra de nadie, donde el tráfico y otros delitos se comenten todo el tiempo. 

Según información del Ministerio de Bienes Nacionales, en Chile existen alrededor de 20 000 tomas de terreno. Es en el norte del país, específicamente en las regiones de Antofagasta y Atacama, donde se concentra la mayor cantidad de tomas de terreno y se registran casi 14 000 del número total a nivel nacional. La crisis migratoria también forma parte de los datos, pues con el incontrolable ingreso de migrantes, se catastran casi 6000 familias extranjeras habitando en estos macrocampamentos.

Recuperación Mapuche en Botrolhue.
Fotografía: Mapuexpress.

Otro punto complejo se encuentra en las proximidades de la región del Biobío. Puesto que en las provincias de Arauco y Malleco han aumentado el número de ocupaciones de tierras, situación que ha propiciado, además, delitos como el robo de madera. Por otro lado, la reclamación de territorio por parte del pueblo Mapuche y que de un tiempo a esta parte se ha radicalizado y que ha llevado al levantamiento armado de ciertas ramas organizadas.

Crisis habitacional

Un montón de variables asociadas a las tomas. Entre ellas, el conflicto social que da origen a mediados del siglo XX a este fenómeno: la falta de vivienda. La Cámara Chilena de la Construcción (CChC) ha declarado que nuestro país atraviesa por una de las peores crisis de acceso a una vivienda del último tiempo. Las causas se deben al alza en los créditos hipotecarios, el alto costo de los materiales producto de la crisis económica debido a la pandemia y en consecuencia, el alza del costo de los arriendos. No es extraño que junto con tener la mayor concentración de campamentos, la región de Antofagasta además tenga el mayor número de necesitados de vivienda, con cerca de 37 000 familias que requieren de un lugar donde habitar (eso incluye a familias allegadas), según un estudio realizado por Déficit Cero y el Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica.

Pero, por otra parte, la ex octava región figura con mayor déficit habitacional en contraste a la región de Antofagasta, por proporción de habitantes. Esto podría explicar parte del significativo aumento de las tomas en la región, que si bien no son miles como en el norte del país, ya habría un centenar de tomas declaradas en el Biobío, según el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU) a principios de este año.

Parte de lo señalado por el MINVU es que el aumento de este fenómeno es mayor en la provincia de Arauco, en comparación al resto de las provincias de la región. Esta última fue declarada como zona de rezago en el 2015 por las grandes brechas socioeconómicas y territoriales. La escasez de vivienda es una de las grandes problemáticas que aquejan a esta zona, como a otras del país, y tiene un vínculo directo con las denominadas “recuperaciones de terreno”.

En un territorio con una superficie no menor de 545 700 hectáreas, parece extraño no tener espacios donde construir viviendas para las más de 160 000 personas que la habitan. En el caso particular del centro sur de Chile, la explicación se encuentra en la propiedad de las empresas ARAUCO y CMPC, dueños de buena parte de las tierras de esta zona. En consecuencia, falta de espacios habilitados o aptos para la construcción de viviendas.

ORT, Coordinadora Arauco Malleco.
Fotografía: El Werken.

Estas dos empresas son un conflicto para múltiples grupos sociales que habitan el centro sur de Chile. Entre los más relevantes destaca el pueblo Mapuche que, levantado en armas, por medio del weichan como definen en mapuzungun a la guerra, exigen la salida total de estas empresas del territorio proclamado wallmapu. El proceso histórico de recuperación de tierras y de reivindicación de la autonomía, soberanía y cosmología mapuche, data de tiempos anteriores a la reforma agraria en los setenta y la dinámica fuera de la institucionalidad hacia la actualidad, ha sido la ocupación de tierras por la fuerza y, en varios casos, escoltados por Órganos de Resistencia Territorial (ORT).

Entender las tomas a través de la historia

Las tomas de terreno pueden ser consideradas una realidad histórica, entendiendo que es una práctica común en distintos puntos de Chile, durante la historia reciente. Ya sea de manera espontánea y desorganizada, como organizada, que se asocian como una respuesta de las clases populares, frente al problema habitacional: la falta de una vivienda digna donde habitar

Es importante destacar que el relato popular remonta la primera toma de tierras hacia el año 1957, la población La Victoria, en la actual comuna de Pedro Aguirre Cerda. Sin embargo, otros autores afirman que habría otros antecedentes en la década del cuarenta. Más allá de encontrar el año exacto, el punto importante es la motivación por la que se produce el fenómeno. “Es posible entender, desde la generalidad, a las tomas de terreno como un cúmulo de experiencias de sectores populares en la búsqueda de un mejor habitar. No solo contar con un espacio donde construir una vivienda, sino las distintas prácticas que engloban el habitar”, señala Sebastián Paredes, historiador curanilahuino.

En ese sentido, los hábitos de planificación colectiva han caracterizado históricamente las tomas de terreno. Desde la idea de construir espacios comunes como sedes sociales, postas o escuelas que debería tener una futura población, como espacios productivos en pos de la soberanía alimentaria y nuevas propuestas de modelos económicos sostenibles, como huertos y bosques comestibles, son el espíritu de las primeras recuperaciones de terreno que hasta la fecha aún persisten. 

Toma «Esperanza» en Antihuala.
Fotografía: resumen.cl.

Es indispensable comprender que la caricatura del poblador de una toma de terrenos, no es en todos los casos una persona que busca construir una segunda vivienda, o que lotea terrenos que no le pertenecen para ponerlos a la venta. Personajes como ese existen, pero el error está en reducir las tomas exclusivamente a eso

Por esa razón tomaremos como ejemplo un caso particular: Curanilahue.

En Curanilahue existen alrededor de 25 campamentos ocupados, la mayoría ubicados en predios forestales pertenecientes a ARAUCO S.A., empresa que es dueña de más de 60 000 hectáreas plantadas con monocultivo que colindan con los sectores urbanos de la comuna. La exciudad minera es todo un ícono, pues gran parte de sus actuales poblaciones se constituyeron organizada o desorganizadamente como ocupaciones de terreno.  

Curanilahue es una ciudad que existe rodeada de pinos.
Fotografía: resumen.cl.

Actualmente, este caso es más comentado que antes, producto de acusaciones de algunos curanilahuinos que señalan a ocupantes de terreno con el objetivo de construir una segunda vivienda. Incluso hay denuncias que apuntan a la venta ilegal de terrenos a través de estos mecanismos. 

Sin embargo, hay grupos de pobladores organizados que han llevado a cabo trabajos comunitarios de restauración ecológica, construcción de huertos comunitarios, reforestación con bosque nativo y comestible, vermicomposteo y apicultura, entre otras que sin duda significan un aporte para la comunidad. Ese es el caso de la “Recuperación Territorial Cerro Colo-Colo”, presidida por Alexander Carrasco, quien comenta que “se hacen cargo no solo del déficit habitacional de los vecinos, sino de generar espacios de protección de áreas verdes, afluentes de agua y la flora y fauna de la comuna, a través del trabajo agroecológico”. 


“En este momento hemos creado nuestro primer huerto comunitario con el que pretendemos realizar talleres a nivel más general, de restauración de tierras y técnicas de cultivo, que enseñen desde plantar una semilla hasta cosechar nuestros propios alimentos. Contribuir a una calidad de vida saludable y una población sustentable”.

Alexander Carrasco, presidente de la Recuperación Territorial Cerro Colo-Colo.

Sebastián Rain, por otra parte, es habitante de la “Recuperación Territorial El Manzanar” en el sector Colico Norte en Curanilahue. En ese lugar “la comunidad trabaja en pos de la recuperación de la laguna que da el nombre al sector, que ha sido profundamente afectada por la empresa (Bosques ARAUCO), mediante la limpieza y la reforestación de bosque nativo”, según señala Rain. 

Las autoridades, en ese sentido, actualmente buscan “habilitar algunos de los servicios básicos e incorporarlos dentro del plan regulador comunal, de esta manera se urbaniza el territorio, se modernizan los campamentos y se dignifica el habitar de los pobladores” agrega Leonardo Vargas, encargado de la oficina de Organizaciones Comunitarias de la Municipalidad de Curanilahue.

Dados los antecedentes, las ocupaciones, tomas o recuperaciones de terreno, son un tema difícil de tratar en la generalidad. Lo más acertado es estudiar caso a caso cada ocupación y así diferenciar las elegantes cabañas de las playas en Antofagasta, de las humildes y productivas poblaciones de la provincia de Arauco.

Por: Nicolás S. Antileo.

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