El anime es un formato que ha estado ligado históricamente al entretenimiento. En Chile, este tipo de contenido llegó hace más de cuatro décadas, siendo series como Los Caballeros del Zodiaco, Dragon Ball y Pokémon las que más triunfaron como franquicias de ocio durante los años 90 y principios de los 2000, época en que la animación japonesa aún estaba fuertemente presente en la televisión abierta nacional. 

Aunque la historia del anime en Latinoamérica evidencia que se popularizó como un formato orientado más hacia el ocio de niños y adolescentes, actualmente es posible acceder a títulos con argumentos más complejos, los que llegan a resaltar por su contenido educativo y no meramente enfocado en la entretención. No se habla mucho del nexo que tiene la animación japonesa con la educación, ya que es una arista realmente poco trabajada en el rubro, pero ciertamente hay puntos y temáticas de encuentro que valen la pena mencionar.

Anime e historia, combinación infalible

La historia es una de las áreas en las que el anime y la educación confluyen constantemente. Las producciones de temática histórica han estado presentes desde los inicios de la industria, retratando generalmente distintos periodos de la historia japonesa. Golden Kamuy (2018) es una de las tantas series recientes que ha destacado por reivindicar y exponer parte de la historia del país del sol naciente. El relato está ambientado en el Japón de principios del siglo XX, en el periodo de la pos guerra ruso-japonesa, exponiendo en su argumento la idiosincrasia nipona de antaño y adquiriendo de este modo un valor educativo considerable para su audiencia, pero sin dejar de lado la acción y el drama. 

 La obra original es un manga (cómic japonés) homónimo, autoría de Satoru Noda. Esta publicación impresa ya ha cosechado bastante éxito, habiendo ganado diversos premios hasta la fecha. Entre los galardones sobresalen el primer lugar obtenido en el Tezuka Osamu Cultural Prize 2018 y el máximo reconocimiento en el Manga Taisho Award 2016. De esta forma, el medio reconoció el altísimo valor socio-histórico que supone la obra de Noda, ya que además reivindica en sus páginas la relevancia de la etnia Ainu, tribu originaria de Japón y que hoy prácticamente se diluyó entre su sociedad.

El anime Golden Kamuy está disponible en la plataforma de streaming Crunchyroll, les dejamos el tráiler oficial a continuación:

https://www.youtube.com/watch?v=3rYbis1g01M

Un anime que enseña biología

La ciencia es otra rama con la que el anime está en sintonía, sobre todo en títulos de ciencia ficción o cyberpunk. No obstante, si hablamos netamente de educación, ciencia y animación, es inevitable mencionar a la producción Hataraku Saibō (2018), etiquetado por muchos como el mejor anime del pasado año 2018. La serie se basa en el manga escrito e ilustrado por Akane Shimizu, el que relata las cómicas aventuras de células antropomorfas que a diario trabajan para mantener la salud dentro de un cuerpo humano, el que está expuesto a todas las complicaciones que puede llegar a sufrir un ser vivo.

También conocido como Cells at Work! por su nombre en inglés, este anime resulta ser una atractiva forma de aprender biología, ya que sus referencias a las funciones de las células y órganos del cuerpo humano son bastante acertadas, educando de esta manera al espectador. Incluso desde la sinopsis de la serie ya es posible aprender datos concretos: “Según un reciente estudio, en el cuerpo humano hay un total de 37 trillones de células aproximadamente”. Con esta misma frase comienza el primer capítulo de Hataraku Saibō, producción que recuerda mucho a la película Osmosis Jones, pero que mantiene un estilo visual y cómico esencialmente japonés.

Emociones, anime y educación

Aunque la mayoría quizás no lo note a simple vista, cabe señalar que los clásicos animes de romance y vida escolar también tienen cierto valor educativo. La educación emocional no es un área que se trabaje mucho en los sistemas de formación pública, pero en realidad es un campo que se debe tratar. En este sentido, las series de drama y romance han servido históricamente para representar y educar sobre algunas buenas prácticas dentro de las relaciones interpersonales, como la empatía, la honestidad y la comunicación asertiva.

Obviamente no cualquier anime de romance puede ser considerado educativo, pero Kokoro Connect (2012) es uno de esos títulos que sí merece esa etiqueta. Este anime de romance, recuentos de la vida y drama expone brillantemente la complejidad de las relaciones interpersonales en contextos escolares, funcionando como ejemplo perfecto para señalar lo que sí y lo que no hay que hacer al enfrentarse a las dinámicas más crueles de la sociedad. La forma cruda con que el título aborda temáticas como el abandono familiar, el amor no correspondido y la presión social es ideal para fomentar la educación emocional, ya que si bien posee elementos fantasiosos, las problemáticas planteadas están en completa concordancia con la realidad de los adolescentes. 

En definitiva, el anime y el manga pueden significar un gran apoyo en cuestiones educativas, pero aún no se ha explorado en su totalidad este potencial, ni siquiera dentro de Japón. Una de las razones tras esto puede ser que la industria está inherentemente ligada al entretenimiento y en ese contexto resulta complejo y poco atractivo crear contenido educacional, ya que vende más la fantasía y la acción. Claro ejemplo de esto es el rotundo éxito que fue Dragon Ball Super: Broly en los cines chilenos, ya que el largometraje animado se convirtió en el segundo con mejor estreno de su tipo en toda la historia, sólo detrás de la película Minions. Al parecer aún pesa mucho la acción y la aventura en este rubro, por lo que los animes educativos tendrán que esperar un tiempo más.